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A sus 19 años recién cumplidos, el mexicano Cristóbal Miguel García Jaimes puede presumir de haber construido el acelerador de partículas más barato del mundo, un proyecto que nació de su interés por ayudar y motivar a los jóvenes de su municipio natal, en el estado de Guerrero.
“Mi región es una zona muy afectada, marginada y olvidada, y en la situación actual la violencia se vuelve la solución para los estudiantes y los jóvenes. Quería demostrarles que no es así, y que se puede llegar a la paz con la ciencia y la cultura”, dijo este joven.
Ocho meses y veintitrés días fue el tiempo que tardó en construir este “acelerador de bolsillo”, que tuvo un presupuesto de 1.000 pesos (unos 69 dólares), convirtiéndolo en el más económico del mundo.“El acelerador se compone de una fuente de partículas, un sistema de aceleración, un sistema óptico electrónico y un objetivo, una pantalla fluorescente que destella cuando llegan los electrones”, explicó el joven.Fue creado con el objetivo de divulgar la ciencia en el ámbito escolar. “Mi sueño es que cada escuela secundaria tenga uno, para que los alumnos se adentren en la ciencia y vean que los aceleradores pueden ser algo común y cotidiano”, abundó.La trayectoria de García le ha permitido ser reconocido en noviembre pasado con el Premio Nacional de Juventud 2014, un mérito que, dijo, prueba cómo las circunstancias de los jóvenes, por difíciles que sean, no “determinan” su futuro.
Este pensamiento le llevó a cofundar y dirigir la Fundación Ciencia Sin Fronteras, para alentar a los estudiantes y “encontrar jóvenes talentos de origen indígena”. “Estoy convencido de que el próximo Einstein, Beethoven o Picasso puede estar en lugares como Guerrero o Michoacán”, aseguró.
Actualmente, García estudia física en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), trabaja como vigilante para pagar sus estudios y se encuentra inmerso en nuevos proyectos con los que da rienda suelta a esa “curiosidad” que empezó a cultivar desde el jardín de niños. “Escuché que en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) lograron generar rayos X con cinta adhesiva, y quiero hacerlo aquí”, contó.
García y el resto de miembros de su fundación planean su expansión por Latinoamérica y encabezan iniciativas como la llamada “Toma mi mano y mi libro también”. “Pretendemos crear bibliotecas a base de donaciones de la población civil, para llevarlas a comunidades marginadas”, señaló.Denunció que los jóvenes encuentran obstáculos para ejercer la labor científica como “la falta de becas y de conciencia”, es decir, que en los institutos no suelen darles “confianza” a los jóvenes para emprender iniciativas de investigación.“Espero que si tengo una hija, una familia, pueda decirle que me esforcé por dejarles un mundo mejor que el que me dejaron a mí y por lograr la paz”, concluyó.
Fuente: EFE