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La noticia de la probable extinción del delfín Baiji del río Amarillo en China, en 2006 –la primera de un mamífero acuático en cerca de medio siglo– causó conmoción entre la comunidad científica.
Ahora, los expertos tienen la mirada puesta en la llamada vaquita marina, una especie de cetáceo de la familia de las marsopas que vive únicamente en aguas de la costa pacífica mexicana, en el norte del Golfo de California.
Según los últimos cálculos, tan sólo quedan alrededor de 90 ejemplares de este tímido y elusivo animal de aspecto muy similar a los delfines y que, de no tomarse medidas drásticas para su conservación, podría en breve pasar a formar parte de la lista de especies extintas por culpa de la acción humana.
Si eso ocurriera, sería el primer cetáceo en desaparecer en Norteamérica del que se tiene registro y el primero en el mundo desde el delfín Baiji en 2006.
Las vaquitas –que suelen medir algo más de metro y medio y tienen unos característicos círculos negros alrededor de los ojos y la boca– están muriendo al quedar atrapadas en las redes agalleras y de enmalle, utilizadas para la captura del camarón azul, muy preciado en los restaurantes de Estados Unidos.
Otro factor que las ha puesto al borde la extinción es la pesca ilegal de otra especie en peligro, el pez totoaba, cuyo buche (vejiga natatoria) es muy preciado en la medicina tradicional china y por el que se pueden llegar a pagar más de US$8.000 el kilo.
La pesca del camarón y del pez Totoaba es la que está matando a esta especie.
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Los expertos llevan meses esperando que el gobierno mexicano anuncie medidas adicionales para salvar a las vaquitas, como la prohibición de la pesca con redes agalleras en el área del Alto Golfo de California en la que viven –no solamente el refugio existente– o un aumento de la lucha contra la pesca ilegal.
De momento, lo único que se sabe que es que el gobierno sigue negociando con los pescadores y las autoridades locales. Las conversaciones son complicadas, ya que miles de familias viven de lo que pescan en el hábitat de las vaquitas e implantar nuevos métodos para de captura del marisco no es sencillo.
Los científicos de la Comisión Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA) creen que es esencial que el gobierno chino se involucre en los esfuerzos para salvar a este animal.
Consideran que Beijing ha de colaborar en el combate del tráfico ilegal de los buches del totoaba, que son sacados de México por bandas criminales dedicadas al contrabando de especies en peligro y que se vende en los mercados tradicionales de Hong Kong y China continental.
Las organizaciones ambientalistas insisten en que los recursos para proteger a las vaquitas son insuficientes.
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Refugio
Según explica desde México el periodista de BBC Mundo Alberto Nájar, desde el 2005 el gobierno mexicano ha implementado varios programas para proteger de la pesca furtiva a las vaquitas, desplegando barcos y efectivos de la Armada.
A mediados del 2013, señala Nájar, se publicó en el Diario Oficial de la Federación –la publicación oficial del gobierno– una norma especial para la protección del cetáceo.
La normativa estableció un área de refugio en el Alto Golfo de California donde se prohíbe la pesca y que es vigilada por la Marina y las autoridades ambientales.
El comisionado Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), Mario Aguilar Sánchez, ha asegurado que evitar la extinción del cetáceo es “una prioridad” para las autoridades.
Sin embargo, científicos y organizaciones ambientalistas se han quejado de que en las conversaciones entre el gobierno mexicano y los pescadores y las autoridades locales, no estén participando expertos en la conservación de las vaquitas.
Además, creen que los esfuerzos oficiales no han logrado proteger a estos cetáceos, cuya existencia fue descubierta hace poco más de medio siglo.
En el 2009, por ejemplo, se habían contabilizado más de 500 ejemplares en su hábitat del Golfo de California, en las cercanías del delta del río Colorado.
En el 2014, esa cifra bajó a menos de 100, de los cuales sólo 25 serían hembras, lo que pondría en peligro la reproducción de la especie.
Según explica Nájar, hace tiempo que las organizaciones ambientalistas insisten en que los recursos para proteger a las vaquitas son insuficientes.
De hecho, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), mantiene en la reserva a sólo 18 inspectores y tres botes para vigilar un área de por lo menos 1.270 kilómetros cuadrados.
Las vaquitas están muriendo al quedar atrapadas en las redes agalleras y de enmalle.
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Negociaciones complicadas
“En términos políticos el gobierno está actuando en la dirección adecuada, pero para la precaria situación de la vaquita, la velocidad en la acción debería ser de urgencia”, explica en conversación con BBC Mundo Lorenzo Rojas-Bracho, coordinador de investigación y conservación de mamíferos marinos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático de México.
Según Rojas-Bracho, la creación en el 2013 de la Comisión de la Presidencia para la Recuperación de la Vaquita refleja la importancia que el gobierno le da a este cetáceo.
“Las negociaciones para cerrar la pesca en el área en la que viven las vaquitas son complicadas. Hay que negociar no sólo con los pecadores y las autoridades locales sino también con aquellos que están en la cadena de producción, que son los que compran el camarón, los que lo empacan, los que distribuyen, etc…”.
“Creo que el gran declive en la población de vaquitas nos tomó a todos por sorpresa. Sabíamos que los números estaban descendiendo, sin embargo cuando empezó hace unos tres años la fiebre por pescar el pez totoaba la cosa empeoró, al dispararse la pesca ilegal”, señala el experto.
“Los pescadores han de entender que al final van a ser ellos los afectados si desaparecen las vaquitas, ya que el mercado internacional no quiere producto que provenga de la pesca ilegal o que no sea sustentable, al matar incidentalmente a mamíferos marinos”, asegura Rojas-Bracho.
Situación “crítica”
Barbara Taylor, experta del Servicio Nacional de Pesca Marina de EE.UU. (NMFS) y miembro de la Comisión Internacional para la Recuperación de la Vaquita asegura que la situación de “este animal único es extremadamente crítica”.
“No hemos visto ninguna mejora en la implementación de las medidas para salvarlas, la más importantes de las cuales deberían ser la prohibición del uso de las redes agalleras, que son las que las están matando”, asegura Taylor en conversación con BBC Mundo.
“Tememos que si no se hace algo, las vaquitas pueden desaparecer en uno o dos años, o incluso antes”, señala la experta, quien apunta que cuando la población de un animal “baja de los 100 ejemplares las cosas se vuelven mucho más impredecibles”.
Los expertos temen que la población haya caído por debajo de un nivel sostenible. (Foto Paula Olson NOAA)
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Taylor cree que los estadounidenses, como consumidores responsables, deberían ayudar a México a que la vaquita no desaparezca, negándose a comprar el camarón que se pesca con redes prohibidas en el hábitat en el que vive el cetáceo.
“Desde mediados de septiembre el gobierno mexicano ha estado asegurando que harían un anuncio y todavía no se ha producido. Mientras siguen las conversaciones con los pescadores, cada día que pasa el peligro de que la vaquita desaparezca va en aumento”, señala Taylor, quien apunta que aunque se alcance un acuerdo, la pesca ilegal de totoaba seguirá siendo un problema.
“Estamos quizás ante los últimos instantes de una especie que puede que perdamos para siempre. Yo he asistido a la extinción del delfín del río Amarillo en China y este sería el segundo mamífero marino que se permite que desaparezca a causa de la acción humana”.