Comenzó en Reino Unido la temporada del “baile de los estorninos” (algo en que inglés se conoce como “murmurations”), esa época del año en el que el cielo se cubre de cientos o miles de estos pájaros que realizan una suerte de danza inexplicable, que desafía cualquier intento de descripción matemática.
¿Pero cómo hacen para coordinar este despliegue de acrobacia y para qué lo hacen?
Mientras que algunos científicos intentan explicar estas formaciones con modelos matemáticos en 3D, otros han optado por acudir al público para que los ayude a desentrañar este misterio.
La idea, explica Anne Goodenough, ornitóloga de la Universidad de Gloucestershire, es “observar distintos sitios en todos el país por un período continuo de tiempo”.
Goodenough y sus colegas, en colaboración con la Sociedad de Biología, lanzaron un cuestionario en línea donde la gente puede informar cuando ve una de estas coreografías, detallando dónde ocurrió, cuánto duró y cuántas aves participaron.
La ventaja de involucrar al público, dicen, es la posibilidad de registrar avistamientos repetidos. “Nos interesa todos y cada uno de estos eventos”, dice la ornitóloga.
Dónde
Con esta información, los científicos esperan elaborar un mapa sobre cómo estas coreografías -realizadas por grupos de distintos tamaños- se distribuyen a lo largo del país.
Se sabe que ocurren en sitios como en el muelle de Brigthon, en el sur, o en Gretna Green, cerca de la frontera con Escocia.
Pero, “tiene que haber cientos sino miles de lugares más pequeños en los que sucede y de los que sencillamente no tenemos conocimiento”, dice Goodenough.
Hasta el momento, se han registrado 60 avistamientos, desde Escocia hasta la costa oeste.
“Ya contamos con una distribución geográfica grande y, curiosamente, ninguno de los lugares más típicos ha sido aún visitado por los estorninos”, explica la investigadora.
Por qué
Una de las teorías más arraigadas -que no ha sido demostrada- para explicar las dramáticas formas que crean los estorninos en el cielo es que lo hacen para defenderse del ataque de aves más grandes.
Las bandadas ofrecen la seguridad de estar dentro de un grupo grande. La formación de estas aves podría asombrar y distraer a un halcón hambriento, por ejemplo.
Otra respuesta es que esta formación las mantiene abrigadas. “Volar en una bandada grande tiene beneficios térmicos en comparación con volar solo o en un grupo pequeño”, sostiene Goodenough.
A fin de entender estas razones, el cuestionario incluye preguntas sobre las condiciones del tiempo, o sobre la presencia de algún ave depredadora.
Pero mientras el público puede contribuir con datos importantes respecto al dónde, cuándo y por qué, la pregunta de cómo queda en el campo de los científicos.
Interacción inusual
Incluso con modelos computarizados, físicos y matemáticos no han dado con la clave para explicar los movimientos sincronizados y las fluctuaciones rápidas de las bandadas de estorninos.
Un avance ocurrió en 2008, cuando un equipo de investigadores en Roma filmó desde distintos ángulos una de estas coreografías llevada a cabo por 2.700 estorninos sobre el Museo Nacional y reconstruyó el vuelo en 3D.
Al analizar la reconstrucción, hicieron una serie de descubrimientos, como que las aves tienden a estar más cerca de sus vecinos que están al lado en comparación con los que están enfrente o detrás.
Cada individuo rota entre distintas posiciones y los grupos tienden a estar más juntos en el centro.
Además, cada ave copia su dirección sólo de los seis o siete individuos que tiene más cerca, no importa cuán cerca están entre ellos.
“Esto es bastante único, es una forma de interacción muy inusual”, explica Matthew Turner, físico de la Universidad de Warwick y experto en comportamiento de bandadas.
Turner incorporó estos descubrimientos en su propio modelo. En vez de grabar el comportamiento de las aves y deconstruirlo, lo que este científico está tratando de hacer es copiar el comportamiento de las aves usando reglas matemáticas.
El investigador empleó las reglas más simples posibles para producir algo similar a lo que hacen los estorninos.
Cuando programó que las aves volaran hacia las zonas más oscuras, colapsaban en un solo punto. Si programaba el modelo para que ocurriera lo contrario, la bandada se dispersaba hasta desaparecer.
Pero, cuando hizo que las aves volasen hacia los límites entre las zonas claras y las oscuras, se mantenían juntas como en una bandada: ni muy cerca ni muy lejos.
Sin embargo, si bien este modelo permite recrear la bandada, no logra recrear las esculturas vivientes que desarrollan los estorninos en el firmamento. Todavía queda mucho por descubrir, dice Turner.