Justo antes de comenzar una función en un teatro de Broadway, en Nueva York (EE.UU.), una persona del público saltó al escenario para conectar su smartphone a lo que pensó era un tomacorriente.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
La situación fue inesperada y causó sorpresa a los presentes, pero a muchos le pareció algo normal.
¿La necesidad de estar conectados nos está llevando demasiado lejos?
Cayendo bajo
El episodio que paralizó momentáneamente el inicio de la obra “Hand to God”, trajo reacciones en las redes sociales.
“El equipo del teatro tuvo que detener el inicio del show, retirar el celular del escenario, y hacer un anuncio por los parlantes para recordarle a la gente que ese tipo de comportamiento estaba prohibido”, escribió Chris York en Facebook.
“Hay que tener modales en el teatro. Por Dios, sentido común. ¿De verdad, hay que llegar a eso?”, concluyó York.
Pareciera una anécdota de las peores situaciones en un teatro, sobre todo porque el tomacorriente era de utilería.
No obstante, muchos de nosotros hemos estado en ese dilema, buscando una fuente de electricidad cuando vemos que nuestro smartphone comienza a mostrar la barra roja que antecede a la desconexión con nuestro mundo.
No era así no hace tanto. Es decir, cuando los teléfonos solo hacían llamadas, conservar la batería era bastante sencillo. Tu celular parecía un ladrillo, pero la batería le podía durar al menos tres días.
Ahora, mantener tu smartphone en la 'zona verde' puede llevar a las personas a realizar las más increíbles maromas: mantenerse en la punta de los pies como las bailarinas para alcanzar un enchufe, agacharse en cuclillas en el piso de un baño público, maniobrar con unos cables debajo de una mesa en un café.
La fuente de la desesperación
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Estas actitudes desesperadas se hacen cada vez más comunes a medida que nuestros smartphone tienen más aplicaciones, las cuales prácticamente se devoran la batería.
“Las baterías están trabajando tiempo extra, sin que la gente tome esto en consideración, como si se tratara de unos trabajadores poco apreciados. En realidad las pilas no han avanzado tan rápido como el resto del hardware de tu smartphone”, explica el corresponsal de la BBC en Silicon Valley, David Lee.
En este sentido, los fabricantes están trabajando arduamente para resolver el problema de la carga. Por ejemplo, el último modelo de Samsung requiere solo de 10 minutos para recargarse, comenta Lee.
Sin embargo, la batería están peleando una batalla perdida, porque muchas de las aplicaciones de los smartphones secan la energía desde el mismo momento que se encienden.
“Los fabricantes también están estudiando cómo pueden modernizar los software para ahorrar energía”, indica Lee. Los teléfonos podrán tener un modo de bajo consumo en la próxima edición del Apple iOS, lo cual permitirá extender la vida del equipo por unas pocas horas, aun cuando implica reducir significativamente la funcionalidad del teléfono.
Evitar la nomofobia
Más allá de los cambios a los teléfonos, hay toda una industria de dispositivos portátiles para cargar los equipos que se está desarrollando velozmente.
Greenlight Planet, un fabricante y comercializador de lámparas alimentadas con energía solar, agregó un enchufe a sus productos luego de recibir múltiples solicitudes de sus clientes.
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“Muchos hogares que se encuentran fuera de la red eléctrica en el este de África nos han dicho que es bueno tener luz, pero que tener el celular encendido es una necesidad”, comenta Radhika Thakkar, vicepresidente del área de desarrollo de negocios globales en la compañía.
Thakkar advierte que a medida que el uso de celulares aumenta en estos mercados, las personas los están utilizando para muchos fines más allá de efectuar llamadas. Los teléfonos son ahora una herramienta indispensable para realizar transacciones bancarias, obtener información sobre las cosechas, así como para conectarse a Internet.
En todo el mundo estas innovaciones están ayudando a la gente a mantener sus teléfonos encendidos por períodos más largos, mucho más desde que crece el número de personas que sufren de nomofobia, o ansiedad por estar separado de tu celular.
Una investigación de la Universidad de Misuri, en Estados Unidos, revela que esta aflicción puede elevar el nivel de estrés y generar daños psicológicos severos.
Los hallazgos científicos indican que cuando nos separamos del celular “experimentamos una disminución de nuestro ser y pasamos a un estado psicológico negativo”.
Esto puede explicar por qué hay personas que está dispuestas a hacer cualquier cosa, incluso saltar sobre un escenarios ante cientos de personas, con tal de no sentirse aterrorizado por el mensaje de batería baja en su teléfono.