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HitchBOT, el experimento social en forma de robot que recorrió tres países pidiendo 'un aventón' hasta terminar siendo destruido el sábado pasado en Filadelfia (EE.UU.), tiene posibilidades de renacer de acuerdo a sus creadores.
El aparato, creado en el 2014 con restos de electrodomésticos por los investigadores canadienses David Harris Smith y Frauke Zeller, fue 'asesinado' mientras esperaba a un buen samaritano para continuar su viaje por carretera en Estados Unidos.
Imágenes recogidas por una cámara de seguridad muestran a un individuo vestido con una camiseta del equipo de fútbol profesional Philadelphia Eagles pateando repetidamente a HitchBOT y cogiendo algunas de sus partes en la madrugada del sábado.
A pesar de su destrucción, tanto sus creadores como el propio robot, se mostraron optimistas sobre el futuro.
En su cuenta de Twitter, HitchBOT anunció: “Vaya, mi cuerpo ha sido dañado pero sigo viviendo con todos mis amigos. ¡A veces a los robots buenos les pasan cosas malas!”.
Oh dear, my body was damaged, but I live on with all my friends. Sometimes bad things happen to good robots! #hitchBOTinUSA— hitchBOT (@hitchBOT) agosto 1, 2015
Zeller, uno de los creadores, declaró a la televisión pública canadiense, CBC, que “al principio no podía creer” que el robot hubiese sido destruido.
Pero Zeller no quiso dar por muerto totalmente el experimento y no cerró la puerta al renacimiento del robot.
“Ahora nos tenemos que sentar y ver lo que podemos hacer”, explicó.
La finalidad del robot era muy sencilla, según sus propias palabras: “explorar el mundo y encontrar nuevos amigos en el camino”, señaló detalla la web oficial del autómata.
El nacimiento del robot
Cuando HitchBOT inició su vida y su primer viaje en julio del 2014, su creador, el doctor Smith, declaró que el robot era un experimento para explorar la interacción entre individuos y equipos tecnológicos cada vez más sofisticados y con “personalidad”.
El aparato era del tamaño de un niño de seis años y contaba con un cuerpo hecho con un cubo, paneles solares para recargar sus baterías y extremidades hechas con cilindros de espuma.
En su cabeza tenía una simple pantalla que podía mostrar un par de ojos y una boca. Estaba programado para entender cuando se le hablaba y mantener una conversación básica.
Y gracias a su conexión 3G, podía acceder a Wikipedia y hacía uso de su cámara para colgar, cuando era apropiado, imágenes de sus viajes en Twitter e Instagram.
EXCLUSIVE PHOTO: evidence of vandalized hitchhiking robot in #philly. #hitchBOTinUSA trip is over.... pic.twitter.com/VAjvGQzF3u— AndreaWBZ (@AndreaWBZ) agosto 1, 2015
Además, HitchBOT estaba anclado a una silla de viaje infantil para hacer fácil que los conductores que lo recogían pudiesen ajustarle el cinturón de seguridad.
Así, recogiendo historias que le contaban los conductores y colgando en Internet las fotografías que tomaba periódicamente, recorrió en tres semanas los 6.000 kilómetros que separan la ciudad de Halifax, en la costa del Atlántico, de Victoria, en la costa del Pacífico en Canadá.
El procedimiento también fue sencillo: HitchBOT era colocado en el borde de la carretera con su brazo extendido.
Los doctores Smith y Zeller seguían el recorrido de HitchBOT gracias a su GPS, a la vez que recibían las fotos y otra información que capturaba.
Ante el éxito del viaje por Canadá, Smith y Zeller llevaron a HitchBOT a Alemania en febrero de este año, donde durante 10 días recorrió el país europeo visitando lugares como la Puerta de Brandeburgo o la catedral de Colonia.
Y posteriormente, del 7 al 24 de junio, HitchBOT recorrió Holanda.
Su último viaje lo inició el 17 de julio en la localidad estadounidense de Salem, en Massachusetts. Su intención era cruzar todos los Estados Unidos y llegar a San Francisco.
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“Mi destino final es el Explorarium en San Francisco, California. Solo el tiempo dirá cuánto durará mi viaje. No puedo esperar a hacer nuevos amigos”, anunció el pequeño dispositivo electrónico.
El viaje de HitchBOT en Estados Unidos terminó de forma prematura en Filadelfia, a pocos kilómetros de su inicio.
Paradójicamente, cuando nació, Zeller explicó que “normalmente, estamos preocupados de si podemos confiar en los robots. Este proyecto lo que pregunta es si los robots pueden confiar en los seres humanos”.
Fuente: EFE