Tenía 7 años cuando llegó de la mano de su madre al cásting de “Carrusel”. El pequeño Pedro Javier Vivero Valdez nunca había actuado, pero le emocionaba la posibilidad de interpretar al buen Cirilo en la telenovela de Televisa. Y así, completamente inexperto, improvisó una escena en un salón de clases, junto a una bella joven que perseguía el papel de la maestra Ximena: la mexicana Lucerito.
“Me tocó hacer el cásting con Lucerito. De hecho -en aquel entonces- no sabía quién era, luego me dijeron que se trataba de una cantante muy reconocida. Ella hizo el cásting para interpretar a la maestra Ximena, pero quien se quedó con el papel fue Gabriela Rivero”, revela el artista mexicano.
“Carrusel” se estrenó con notable éxito de audiencia en 1989, bajo la producción de Valentín Pimstein para Televisa. La entrañable historia llegó al Perú a través de América TV.
-¿Cómo llegaste al cásting?De casualidad, por una amistad de mi madre. Ella vio en el periódico que buscaban un niño con mis características físicas y le dijo a mi madre que me llevara a hacer la prueba. Afortunadamente, después de tres cásting- tuve la posibilidad de ser seleccionado para participar en dicho proyecto.
-Siendo tan pequeño, ¿cómo manejaste el tema de las grabaciones y el colegio?Fue difícil, durante medio año traté de llevar paralelamente ambas cosas, pero no pude. Así que dejé el colegio por el tiempo que duró la telenovela. Luego retomé los estudios y los concluí satisfactoriamente.
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-¿De qué forma cambió tu vida “Carrusel”, una producción que tuvo gran impacto internacional?El cambio fue drástico. Para un niño es demasiado difícil adquirir reconocimiento nacional e internacional, necesita ayuda de sus padres para poder mantener los pies firmes sobre la tierra. Gracias a mi madre continué mi vida con humildad y sencillez, sin embargo no pude evitar ser visto como bicho raro por todos, ni vivir el tema del bullying.
-¿Fue difícil asumir el rol de un niño discriminado en la telenovela?El tipo de psicología que manejaron en la producción fue el de lograr que veamos todo como un juego infantil, pues la idea era divertirnos; pero el conflicto vino después, cuando nos enfrentamos a la realidad y surgió el tema del racismo y la discriminación. La historia de la telenovela generó que algunos niños me llamaran bobo porque permitía que María Joaquina me trate mal, algunos me recomendaban pegarle, otros que le dé un beso.
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-¿El bullying ha sido un factor determinante en tu vida?En un contexto menos alarmista, sí. Crecí dentro de ese enfoque y la opción del bullying, sin embargo creo que es importante poder se consciente que es una realidad que todas las generaciones hemos vivido hasta cierto punto.
-¿Recurriste a la ayuda de algún especialista para poder superar ese problema?Lo empecé a tomar como una cuestión de cultura cotidiana, no lo vi de mal modo. Lo que hice fue adaptarme a esta nueva realidad y continuar con mi vida normal, y explicarle a la gente que mi nombre es Pedro y que mi familia es de Ecuador, aunque yo nací en México.
-Cirilo vivía enamorado de María Joaquina, personaje de Ludwika Paleta. ¿En la vida real también fue así?Se creó ese falso mito, pero siempre fuimos amigos. A Ludwika la veía como alguien de mi familia, como una hermana o prima. Actualmente la veo como si fuese mi prima polaca, algo así.
-¿Es verdad que tuviste un romance con Flor Edwarda Gurrola, la actriz que interpretó a Carmen?Así es, con ella tuve una relación muy bella fuera de cámaras, durante el tiempo que duró la telenovela. Fue mi primera novia, fue muy padre.
-Han pasado 30 años desde que se estrenó la telenovela, ¿aún mantienes contacto con los actores?Hasta la fecha mantenemos un sentimiento noble de bastante amistad. No los frecuento, pero intercambio mensajes con Ludwika (Paleta), Abraham (Pons), Mauricio (Armando) y otros actores.
-¿Qué fue lo más importante que te dio la serie?Me brindó una percepción de mi realidad y entorno bastante amplia. Me ha hecho ser consciente del grado y de la importancia que tiene el poder contar con una visión clara y cultural de la visión social de esa clase de proyectos.
Pedro Vivero, de 38 años de edad, dejó la actuación para ejercer su carrera de comunicador social, actualmente trabaja en una empresa de telecomunicaciones.