RUDY JORDÁN ESPEJO (@jordanrudy)
Tres chiquillos flacuchos revientan cohetecillos en un quiosco, distraen a un vendedor, se agarran las galletas de la panadería, juegan una pichanguita en la pista, apuestan casadita y defienden su sol con todo el sudor. “Tres chiquillos terribles y lindos”, recuerda Aníbal, el vendedor y víctima a quien le robaban las galletas en la panadería San Antonio de San Isidro.
‘Canchita’, el vigilante que trabaja desde hace 70 años resguardando la esquina de la calle Roca de Vergallo es fiel testigo de la amistad y las palomilladas que ejecutaban Jean Paul Strauss, Gian Marco Zignago y José Rotstain Helfman, un flaco sonriente al que llamaban Joey. “Eran patas, patas”, afirma ‘Canchita’ y agrega que en ese mismo lugar Joey aprendió de Mario Barbier, el payaso Popotín, los trucos de magia que lo llevarían al escenario personificando a Mickey Mouse, el Pájaro loco, el muñeco ventrílocuo Junior, a Huachafuz y finalmente el Mago Giorhini.
Giorhini pasó su infancia en San Isidro y aprendió sus primeros trucos de magia junto al mago Popotín. (Foto: El Comercio)
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Cuando cumplió siete años, el Mago Sarcko (Jorge San Martín) realizó un show en su casa de San Isidro. La magia marcó a Joey -tercer hijo de Jaime Rotstain y Raquel Helfman, y hermano de Susana, Jacobo e Isaac- y tuvo que esperar hasta su próximo cumpleaños -los judíos no celebran Navidad- por el juego de Magia #5 de Merit que había visto en la Librería “La Familia” ubicada en Miguel Dasso.
Guillermo Khalid Carranza, quien luego sería uno de sus maestros en la magia, cuenta que en el primer show ante su familia, su Buba (abuela) le descubrió una carta colgada en la espalda. Ese día Joey aprendió una lección que marcaría su vida: “Nunca más revelaría algo porque se pierde la ilusión”.
NACE UNA LEYENDAJoey era un as del ping-pong, un ferviente hincha del Sporting Cristal y un secreto jugador de backgammon, disciplinada diversión que ejercitaba con amigos todos los miércoles en la noche. Las estrategias que aprendía en este juego y los reflejos que afianzaba en el tenis de mesa le servirían para idear ingeniosos trucos como “La Metamorfosis” y “El Baúl de Sables”, donde la mano debía ser más rápida que la vista.
Giorhini fue un destacado jugador de ping pong. Incluso llegó a representar al Perú en esta disciplina. (Foto: Cortesía familia Rotstain)
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“Yo no creo que Joey haya querido ser mago, a él le gustaba entretener. Sin embargo, con el tiempo, él llegó a convertirse en Houdini”, asegura David Pérez-Reyes, su mejor amigo. Precisamente, para lanzar su show junto al payaso Popotín, José Rotstain Helfman tomó las primeras letras de su nombre para hacer “Jorh” y le agrega la terminación “Ini”, por Houdini. Pero “Jorhini” no sonaba muy bien, así que cambió la “J” por la “Gi”: Giorhini fue la decisión.
“En los primeros shows Huachafuz solo hacía un par de trucos cuando Popotín le daba la posta“, recuerda Danitza Rivera una de sus primeras asistentes. Sin embargo, la calidad de sus trucos hizo que poco a poco ganase terreno y, a pedido de los niños y sus padres, cada vez sus números se hacían más largos. ”Él fue el pionero en crear un espectáculo de magia de dos horas como una opción de entretenimiento“, afirma el mago Guillermo, con quien trabajó hasta sus últimos días.
En 1990 se crea el Círculo Mágico Peruano y Giorhini es socio fundador. “Él era un detallista, un obsesivo. Era un mate de risa fuera del escenario pero respetaba mucho su trabajo”, asegura Danitza. “Practicaba sus rutinas todos los días y luego de cada show nos reuníamos para analizar en qué habíamos fallado. Eran detalles imperceptibles para el público pero él se daba cuenta”, asegura Guillermo.
HOMBRE DE FAMILIAEn 1991 Joey conoció a Marcela Noblecilla Olaechea. La conexión fue rápida como un movimiento de naipes pero era más que un golpe visual, más que una ilusión. No había truco entre sus ojos y sus manos. Marcela aceptó ser su asistente. Eran largas jornadas de romance y magia en la Boca del lobo, pub-discoteca del actor Gustavo Bueno.
Él judío, ella católica: se casaron a escondidas en 1998. Junto a Marcela la carrera de Giorhini se consolidó: se fueron de gira a provincias, asistieron a concursos internacionales, firmaron un convenio con Inca Kola (1997) para visitar dos colegios diarios: de lunes a viernes durante 3 años más de 200 mil niños por año disfrutaron del “Show mágico de Inca Kola con el mago Giorhini“.
Entró el nuevo milenio. Nació su hijo Diego David, dos años después su hija Gabriela Augusta. Giorhini ganó fama, premios de magia como El Cadi de Argentina y el Flasoma de Uruguay. Perfeccionó sus trucos pero nunca perdió la sencillez y la atención a su familia. “Sus hijos eran su pasión”, dice Guillermo. A su hija la llevaba a clases de natación y cuando terminaba de entrenar, entraba a los camerinos de chicas y, con su sonrisa fresca como brisa de verano, decía “No estoy viendo nada”. Allí peinaba a su hija y la cambiaba, con detalle, casi con amor maternal. A su hijo le inyectó sus dos pasiones: lo llevaba al Regatas a jugar ping-pong y era su hincha en los entrenamientos en las inferiores del Sporting Cristal.
El mago junto a Diego David, su primer hijo. (Foto: Cortesía familia Rotstain)
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Su familia era su magia y él hizo magia una vez más, pero esta vez no con las manos sino con la boca. Tomó el “Dida” de Diego David, el “Gaau” de Gabriela Augusta y el “Marnobleo” de Marcela Noblecilla Olaechea: “Didagaau Marnobleo”. Estas fueron las palabras mágicas que mencionó desde ese momento hasta el último show que otorgó el 2 de noviembre en Huancayo a niños con VIH. Tenía alto el colesterol y las arterias se redujeron por la falta de oxígeno en la altura. En Lima el cuadro era inclemente: el sarro de colesterol formó un coágulo que se alojó en una arteria coronaria. Se cortó el flujo de sangre que alimenta el corazón. Operación de emergencia para colocarle stents pero el 60% ya estaba tomado. Se buscaron células madre pero las complicaciones tomaron riñones e hígado. José Rotstain Helfman, Joey para sus amigos y Giorhini para el mundo murió el 7 de noviembre a las 6:20 p.m.
Así se fue el mago Giorhini; aquí comienza su leyenda.
La tumba del Mago Giorhini se encuentra en el Cementerio Judío ubicado en la avenida Colonial. (Foto: El Comercio) EL DATOSu esposa Marcela continuará con los shows de magia con magos invitados y con la misma calidad. Para ella la función debe continuar, como Joey hubiese querido. Quien quiera disfrutar en los teléfonos de siempre: 2627224 / 998678319 / 998800801.
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