Miguel Barraza es un cómico a la antigua. Pícaro, lisuriento, eléctrico contador de chistes, Ferrando lo descubrió en la calle, dijo “Va pa’ la Peña” y su vida cambió para siempre. Hizo de la fonomímica una alocada herramienta para hacer reír, tanto como sus frases irrepetibles (¡A comeeerrrrrr….!) o sus invocaciones a su tía Juana Cucha (“óyela, entiéndela, escúchala”).
Al ‘Chato’, que a los 70 años ha sobrevivido a tres infartos cerebrales, acaban de descubrirle un cáncer de próstata. “En 20 días sabré si me operan o me someten a quimioterapias. Lo que salga lo aceptaré con hombría, el ‘canciller’ no me va a vencer, yo sigo con mis sueños”, cuenta, dispuesto a dar pelea, en entrevista con El Comercio.
Quizás a las nuevas generaciones les suene como algo lejano el nombre del rey de las noches televisivas ochenteras, alma de “Humor redondo” y “Yo mismo soy”, invitado recurrente de “Trampolín a la fama” y pareja eterna del recordado ‘Gordo Casaretto’. El ‘Chato’, con sus aciertos y errores, ha hecho reír al país por más de 50 años. Y eso no habrá manera de agradecérselo.