FERNANDO VIVAS
Nos sorpendió dos veces y en una de ellas nos ha engañado como ha querido. Pero no podemos estar seguros en cuál de las dos ocasiones. La primera fue el martes 7 de enero en el set de “Mil disculpas”. El programa había debutado el día anterior y la producción quería, cueste lo que cueste, una denuncia de impacto en la farándula. Y vaya que la encontró cuando apareció Stephanie en silla de ruedas, flanqueada por una amiga y por Florcita Polo, su compañera y líder en el trío Las Pecadoras.
Lo que tenía que contar era terrible: su pareja Juan Pablo Aguirre Rivera, de 34 años, la había golpeado tras encontrar unas fotos comprometedoras de ella con un futbolista. No satisfecho con eso, la había violado. La chica apenas hablaba, alterada por el dolor y el llanto, de modo que Flor, tan ducha en estos realities improvisados, completó el relato ajeno. Tras una pausa comercial, Carlos Cacho preguntó por detalles explícitos de la violación, adelantando que tenía la información de que esta se había perpetrado con la ayuda de un objeto. Provocó tal crisis nerviosa en Stephanie, que tuvo que abandonar el truculento interrogatorio.
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TOQUE TEATRAL
La silla de ruedas, la presencia de Florcita, el misterioso objeto fálico y la angurria de “Mil disculpas” le dieron a la denuncia un toque de sórdida teatralidad, apenas disipado por la llamada de la ministra de la Mujer, Ana Jara, que ofreció el apoyo de su equipo profesional a Stephanie.
La segunda vez de la 'pecadora' fue ayer en el set de “A las once”. Apareció, ya serena y saludable, acompañada del abogado Miguel Yaganqui, para retractarse de la mitad de lo que había dicho en “Mil disculpas”. Era, claro, la mitad más comprometodora para Rivera, recluído en Castro Castro. Stephanie aseguró que sí había sido golpeada más no violada. Que mintió la primera vez para que le hicieran caso. De paso, dio un alcance sobre “Mil disculpas” que sí es creíble pues fue confirmado al día siguiente por noticieros que la mostraron caminando: “No necesitaba una silla de ruedas, el canal me puso eso (...) He sido una payasita para el canal (Panamericana)”.
El cálculo de Stephanie, inocultable, es que el delito de lesiones lleva menor pena que el de violación, y, por lo tanto, sería más fácil obtener la libertad de Juan Pablo, su amado para el castigo.
LA LEY MANDA
Afortunadamente, la suerte del recluso no la decidirá Stephanie, sino un juez. Hablamos con Ana Mendieta, directora ejecutiva del Programa Nacional Contra la Violencia Familiar, del Ministerio de la Mujer y, sin pronunciarse específicamente sobre este caso que ya está siendo investigado por el Ministerio Público, nos dijo: “Hay muchos casos donde la víctima se retracta por presión familiar, por miedo, por su situación emocional y económica. Nosotros recomendamos mantener la denuncia”. ¿Los argumentos de Stephanie importan para el Ministerio Público y para el Poder Judicial? “El proceso se sigue de oficio y el juez tendrá que resolver en base a las investigaciones. Si se ha dictado una prisión preventiva es porque ya se han encontrado evidencias”. O sea, el juez resolverá de acuerdo a lo que diga la ley, no de acuerdo a lo que diga Stephanie.
Es probable que Stephanie nos haya engañado las dos veces, más en la segunda que en la primera. “Mil disculpas” y la siempre truculenta Flor Polo, debieron evitar añadir toques de teatralidad a una denuncia que merecía ser tratada con toda serenidad y cuidado hacia la voluble, vulnerable y traumatizada víctima. Descartadas Lady Guillén, que denunció y se retractó más de una vez, ni su colega Poon, serán abanderadas de las políticas públicas contra el maltrato a la mujer.