Los efectos visuales generados por computadora son hoy tan sofisticados que los personajes de muchas películas animadas parecen tan reales como los de carne y hueso.
Tal es así que en los últimos tiempos algunos de estos actores virtuales empezaron a colarse también en las películas con personajes reales. Una tendencia, que según expertos de esta industria podría terminar transformando para siempre el modo en que se hace cine.
Hollywood tiene un gran apetito por versiones digitales de los actores que vemos en las películas, dijo a BBC Paul Debevec, experto en gráficos de la Universidad de California.
Principalmente con secuencias de dobles, donde es muy caro o muy peligroso filmar con gente real, pero igual quieres ver sus caras, para ver a la misma persona que has estado siguiendo durante toda la historia.
ROSTROS VIRTUALES Ejemplos del creciente uso de personajes animados en películas de Hollywood son producciones como Iron Man, estrenada en 2012, en el que pudieron verse algunos personajes generados por CGI (Computer Generated Imagery).
Sin embargo, por el momento se trata más bien de figuras, lo que ahora ansía la industria es ser capaz de recrear rostros, lo que requiere un proceso de mayor complejidad.
Para obtener un rostro virtual convincente, los animadores deben empezar utilizando a un sujeto real. El modelo se sitúa en un estudio recubierto de luces LED donde un total de siete cámaras toma imágenes del sujeto en distintas condiciones de luz.
A lo largo del proceso, el actor realiza 30 expresiones faciales básicas. Luego todos estos datos se usan para elaborar un mapa digital del rostro.
Hay que obtener la forma de la cara correcta, la textura de la piel, y todas estas cosas cambian cada vez que haces una expresión distinta, explica Debevec, la única forma que tenemos actualmente de producir estos datos eficientemente es tener a una persona real y convertirla en un avatar virtual.
ACTORES BARATOS Aunque todavía falta mucho para que estos modelos se vean tan reales como los actores de verdad, la industria del cine sigue invirtiendo en esta tecnología, consciente de los beneficios que esto podría generar.
Los estudios creen que con actores virtuales se podrían reducir considerablemente los costos de producción, ya que una vez digitalizado, el actor teóricamente podría encarnar cualquier papel y estar disponible siempre que se le necesite.
No obstante, algunos sectores del cine se muestran reacios hacia un sistema que eliminaría de un plumazo uno de los elementos que forman parte de la magia del cine: las estrellas, los autógrafos y todo ese aura de glamour en torno a los actores de Hollywood.
También ha generado debate el uso de actores fallecidos en proyectos cinematográficos, sobre todo a raíz de que en unos avisos publicitarios se recreara digitalmente a actores como Marilyn Monroe, Humprhey Bogart y John Wayne.
HOLOGRAMAS Además del cine, los avances en CGI también están irrumpiendo en el mundo de los videojuegos, donde ya existen juegos donde el usuario puede crear versiones digitales de si mismo.
Con unas cuantas fotos de celular cargadas en nuestro sistema, podemos averiguar cómo luces con todo detalle y cargar en la consola una versión de ti, que luzca como tú, asegura Debevec.
Pero los desarrolladores quieren ir más allá y utilizar esta técnica con fines educativos mediante el desarrollo de hologramas que interactúen con alumnos en escuelas, universidades o institutos.
Uno de los proyectos en marcha es la recreación virtual de supervivientes del holocausto nazi. Gracias al archivo de entrevistas disponible de estos supervivientes, se pretende elaborar versiones digitales de los mismos capaces de responder a preguntas formuladas por el público.
Para ello todavía queda por desarrollar una tecnología holográfica adaptada a este fin. Uno de los prototipos, emplea 70 proyectores para plasmar una imagen en una pantalla curva y generar así el efecto holográfico.
Si se lograse desarrollar una tecnología semejante, es posible que los actores virtuales terminen no sólo dentro de la gran pantalla, sino fuera de ella, sentados junto a nosotros, como si de un personaje real se tratase.