Olivia Jade Giannulli, la hija de Lori Loughlin | El martes 12 de marzo, la fiscalía federal de Massachusetts dio a conocer una lista de casi 50 personas acusadas de participar en un esquema de fraude universitario, mediante el cual padres ricos sobornaban a entrenadores y personal de centros de estudios para ayudar a sus hijos a ingresar a las universidades de élite en Estados Unidos. Entre las acusadas está la actriz Lori Loughlin, conocida por su participación en la serie “Full House” (“Tres por tres”) y el diseñador de moda Mossimo Giannulli, padres de la youtuber Olivia Jade Giannulli.
De acuerdo a un artículo de Los Angeles Times, el caso de la joven de 19 años es el más sobresaliente, ya que su carrera académica ha sido cuestionada después de que el Departamento de Justicia revelara los resultados de la investigación federal, denominada operación ‘Varsity Blues’.
Olivia Jade tiene casi 2 millones suscriptores en YouTube, 1,3 millones de seguidores en Instagram y 182.000 followers en Twitter, y en sus redes sociales comparte tutoriales de maquillaje, moda y vlogs sobre lo que sucede en su centro de estudios, la Universidad del Sur de California (USC), una de las universidades involucradas en el fraude.
Asimismo, la influencer trabaja con reconocidas marcas como TRESemmé, Amazon Fashion, Clinique, Lulus y Sephora, con la cual tiene una colección de cosméticos.
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En 2017, la hija de Lori Loughlin habló con People sobre lo más importante que había aprendido de sus padres. “De mis dos padres, aprendí que el trabajo duro tiene su recompensa y siempre llego a tiempo. Formar relaciones con diferentes personas es muy importante. Simplemente ser responsable, especialmente porque estoy en la escuela, así que necesito asegurarme de que mi trabajo escolar sea lo primero, pero también aprender a manejar todo. Se requiere mucho trabajo duro y mucha gente no se da cuenta”.
Sin embargo, el año pasado publicó un video donde dijo que no estaba interesada en asistir a la universidad. “No sé a qué escuela asistiré, pero entraré y hablaré con mis decanos y con todos, y espero poder intentar equilibrarlos. Pero sí quiero la experiencia de días de juego, fiestas ... Realmente no me importa la escuela, como todos ustedes saben”.
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Después de los comentarios que la acusaban de ser “ingrata”, Olivia compartió otro video donde aseguraba estar “decepcionada” de sí misma. “Dije algo súper ignorante y estúpido, básicamente. Y me di cuenta de que soy ingrata por ir a la universidad: voy a una escuela realmente agradable. Y simplemente hice parecer que no me importa, como si fuera ‘voy a tener éxito en YouTube y no tendré que preocuparme por la escuela’. Estoy realmente decepcionado de mi“, explicó.
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De acuerdo con las autoridades, los padres pagaron asesorías para admisiones desde 2011 hasta el mes pasado con el fin de sobornar a entrenadores y administradores, de universidades como Stanford, Georgetown, Wake Forest, la Universidad del Sur de California y la Universidad de California en Los Ángeles, para que estos califiquen a sus hijos como deportistas, alteren las notas de pruebas y hagan a otros tomar clases en internet con el fin de incrementar las posibilidades de sus hijos para ingresar a estas instituciones.
Los funcionarios señalaron que los padres gastaron entre US$ 200.000 y US$ 6,5 millones para garantizar que la admisión de sus hijos. Es decir, “por cada estudiante admitido mediante fraude, un estudiante honesto y verdaderamente talentoso fue rechazado“, acusó el fiscal Andrew Lelling.
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Según los documentos de la operación ‘Varsity Blues’, Loughlin, y Giannulli “acordaron pagar sobornos por un total de US$ 500.000 a cambio de que sus dos hijas fueran designadas como reclutas del equipo de la USC, a pesar de que no participaron de ningún equipo”.
De acuerdo a LA Times, Loughlin no ha sido arrestada, pero está siendo buscada por las autoridades, además, los agentes federales obtuvieron correos electrónicos de Loughlin que supuestamente la implicaban en la estafa.
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