Los recientes capítulos de la serie de Luis Miguel retrataron el terror que sintió el cantante ante la posibilidad de ser encarcelado por evasión de impuestos, cuando su padre, Luisito Rey, robó el dinero correspondiente a los pagos de Hacienda por tres años. Y aunque en el octavo episodio, estrenado este domingo, se revela que 'El Sol' se libró de la prisión por la intervención del magnate Jaime Camil Garza (quien le prestó los 20 millones de dólares adeudados), la historia trajo al recuerdo el caso de la estrella de rock que no corrió con la misma buena suerte.
El argentino Laureano Brizuela vivía sus épocas de gloria a fines de los años ochenta. Era considerado uno de los exponentes del rock más exitosos de habla hispana y, tras una larga actividad en Puerto Rico, había conseguido la ciudadanía estadounidense. Sin embargo, en 1989, cuando aterrizaba en México desde Miami fue detenido y posteriormente encarcelado por el supuesto delito de evasión fiscal.
Laureano Brizuela, o 'El ángel del rock' como se le conocía entonces en México, estuvo durante cuatro meses en prisión, le hicieron pagar 1500 millones de peso y le incautaron sus cuentas y propiedades. Su sentencia, que fue reconocida como injusta en 1996 por las autoridades mexicanas, llegó hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que falló a su favor en el año 2016.
Cuando la CIDH admitió su caso, Brizuela le concedió una entrevista a Carmen Aristegui en la que aclaró algunos puntos sobre el drama que le tocó vivir en el México, cuando Hacienda puso sus ojos en los cantantes más populares (incluido Luis Miguel) para lo que Laureano considera “terrorismo fiscal”.
De acuerdo a su relato, él fue puesto en la mira porque en esa década él era el “artista que más trabajaba” en América Latina y gozaba de gran popularidad en México, que era “el país más codiciado por ser un mercado gigante, de grandes ventas”.
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El argentino recordó en la entrevista con Aristegui que al ser él extranjero (para ese tiempo ya tenía también la ciudadanía estadounidense), él entraba a trabajar a México con un representante legal. El suyo era Raúl Velasco Jr., el hijo del conocido conductor de TV Raúl Velasco.
Brizuela explicó que el hoy desaparecido presentador les mencionó a él y a su hijo que Hacienda estaba investigando a artistas involucrados con Televisa y que se aseguraran de tener todo en orden.
“Habían ciertas irregularidades en el manejo administrativo de mis cosas. Yo no me bajaba de autobuses, de aviones, de todos los tipos de vehículos que podía usar, para trabajar, no solamente en México, sino en todos los países de Latinoamérica. Se trató de compaginar esa parte administrativa, pero no a tiempo desgraciadamente. Eligieron la oficina de Raúl como un punto donde podían pasar cosas que había que investigar. La trataron de allanar y, curiosamente, no encontraron nada mía. Encontraron creo que tres fechas que no habían sido declaradas y se fueron contra el hijo de Raúl”, resumió el rockero, que explica que se sintió traicionado por su representante legal, quien oportunamente desapareció cuando Hacienda planeó la detención.
“Yo entro (a México) como extranjero, con un representante legal que se compromete de cuidar la presencia del artista foráneo y a hacer la declaración de impuestos. Curiosamente, a mí me hicieron responsable de eso, porque cuando fueron contra él había salido del país y amarado. Y a mí me agarraron”, declaró el argentino, que recuerda haber sido intervenido por ocho efectivos armados y enmascarados que lo esposaron sin leerle los cargos.
En marzo de 1996, cinco años después de haber iniciado su batalla legal, Brizuela fue notificado por la justicia mexicana: habían echado por tierra la acusación de evasión fiscal. La sentencia decía que con él se cometió un “injusto social irreparable”. Sin embargo, debió llevar otro largo proceso para que se le indemnice.
El argentino concluye que él fue utilizado para sembrar terror en temas fiscales. “Cuando llegué al reclusorio me encontré con docenas de personajes emblemáticos del país. Todos los núcleos de productividad fueron consistentemente atacados y siempre había un ejemplar de cada uno. Era como el arca de Noé”, dijo Brizuela. “Si esto no es terrorismo. Yo no sé qué es”, afirmó.