La sombra de Pablo Escobar persigue a Netflix. El servicio de streaming le dedicó al capo colombiano dos temporadas de su serie “Narcos” y en la tercera entrega intentará cubrir el vacío con el cártel de Cali en pleno, y con un elenco encabezado por Damián Alcázar, Javier Cámara, Miguel Ángel Silvestre y Pedro Pascal, a quien no le costó mucho dejar atrás al recordado Oberyn Martell de la épica “Juego de tronos”.
Geográficamente, la historia se desarrolla nuevamente en Colombia. Moralmente, el agujero negro no tiene cuándo acabar. El agente de la DEA Javier Peña (Pascal) vuelve a Sudamérica para enfrentarse al denominado 'cártel tranquilo', liderado por Gilberto Rodríguez Orejuela, a quien llamaban 'El Ajedrecista'. La intriga se impone a la acción, pero el juego entre narcos está garantizado. La sangre llegará al río. “La serie es casi una lección de historia –sostiene Pedro Pascal en entrevista con El Comercio–. Ya no tenemos un rey malo como Pablo Escobar, sino que hay muchas más puertas abiertas y mi personaje está en medio de todo”.
Esas puertas simbolizantodas las posibilidades que se pueden explorar en el mun do de las drogas: “Narcos” de Netflix no solo contará la historia de sus capos, sino todas las historias posibles, obedeciendoa la demanda que existe por el tema en cuestión. Aun así, la pregunta permanece: ¿existe la vida después de Pablo Escobar? Pedro Pascal se toma un tiempo para responder. “Para mí, el cártel de Cali es [históricamente] más interesante. Tenía más plata, tenía más cocaína. La industria no cayó después de Escobar. Por el contrario, creció de una manera más profesional”.
-
En la tercera temporada de “Narcos” asistimos a la institucionalización del narcotráfico. A diferencia de Medellín, en Cali los narcos colaboraron con la policía y la comunidad con la finalidad de intentar legitimizar su negocio. En la ficción, todo parece indicar que el viaje continuará en México, luego de trazar en sus primeras temporadas la ruta Chile-Perú-Colombia-Miami. Tiros al aire desde Sudamérica. “En la serie veremos que no solo en Colombia existe la corrupción, sino en muchos niveles”.
—Patrones peruanos—
El ejercicio se impone. En una vereda, 'El Patrón del Mal' Pablo Escobar y Rodríguez Orejuela. Colombianos, cabecillas despiadados de sus respectivos cárteles. En la otra, improbables estrellasde alguna narconovela hecha en el Perú, Demetrio Limonier Chávez Peñaherrera (a) 'Vaticano' y el tristemente célebre Reynaldo Rodríguez López, apodado 'El Padrino'.
De 'Vaticano' –abastecedor de droga de cárteles colombianos– solo tuvimos la intención de llevar su vidaa la pantalla. Michelle Alexander, artífice de guachimanes y reinas de las carretillas, expresó su deseo de hacer el 'biopic' en más de una ocasión.
De 'El Padrino' –cabecilla de la red de narcotráfico más importante de mediados de los 80 en el Perú– guardamos recortes periodísticos y una lista de reproducción en You Tube con los mejores sketches que le dedicaron Adolfo Chuiman y Enrique 'Yuca' Espejo a él y a su hermano, quien se hiciera conocido por decir “soy su hermano, pero no sé nada”. Villa Coca se llamaba su base de operaciones. Insumos de una ficción desbordada