Las diferencias son cada vez menores. Hasta hace algunos años los Premios Emmy estaban a la sombra de los Óscar, pero esta diferencia se ha ido acortando cada vez más, específicamente desde que comenzó la que muchos llaman la nueva era de oro de la televisión.
“La televisión ya no es más un remanso de creatividad”, manifiesta Michael Lombardo, presidente de programación de HBO. “En ese sentido, los Emmy significan más”, añade según un artículo de “The New York Times” que hace la comparación entre el Óscar y el Emmy.
Lo cierto es que poco a poco las cadenas tradicionales han invertido en sus producciones originales y atraído a las más grandes figuras de Hollywood. Esto ha significado no solo nuevos niveles artísticos, sino económicos.
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En el 2013, solo los canales de cable emitieron 144 series originales, 29 más que hace una década, de acuerdo con “The Hollywood Reporter”.
Antes pasaba que las grandes cadenas de televisión estadounidenses dominaban las nominaciones de los Emmy año tras año. “Frasier”, por ejemplo. La serie que se emitió entre 1993 y 2004 ganó 37 estatuillas mientras se mantuvo en el aire, siendo la más ganadora que cualquier otra serie.
HBO alcanzó este año 99 nominaciones, más que cualquier otra cadena. Además, este año se enfrentará nuevamente a canales de cable y servicios de streaming como Netflix.
Netflix hizo historia el año pasado cuando su serie original “House of Cards” fue nominada como mejor serie dramática, convirtiéndose en la primera serie distribuida por internet en competir en esta categoría contra series emitidas de manera tradicional. Este año Netflix ha regresado, alcanzando 31 nominaciones entre sus dos series: “House of Cards” y “Orange Is The New Black”.
Para muestra del alcance de Netflix, un botón: tiene más nominaciones que el canal Fox, de mucha más tradición, el cual solo obtuvo 18.
Estos premios también han logrado que los ejecutivos de las cadenas convenzan a grandes actores a participar con roles en televisión, cambiando la forma de pensar en la pantalla chica como un lugar al que un actor va a terminar su carrera.