No lo dude: cuando los escolares están fuera de la mirada de los adultos dicen lisuras y hacen comentarios ofensivos. Sin embargo, por mucho tiempo esta realidad fue dejada de lado por los medios de comunicación, hasta que Trey Parker y Matt Stone decidieron llevarla a la pantalla chica. Así nació “South Park”, serie animada que esta semana cumplió 20 años al aire destacando la sorna para contar las aventuras de cuatro niños estadounidenses.
Por sus 20 temporadas han desfilado una gran cantidad de personalidades. Alguna vez, por ejemplo, Ozzy Osbourne se comió a Kenny, Cartman se quiso convertir en el mejor amigo de Michael Jackson, Stan descubrió que su padre era la cantante Lorde o Kyle integró la secta religiosa de David Blaine.
—Las innovaciones—A menos de un mes del estreno de la siguiente temporada (llegará el próximo 13 de setiembre), bien vale recordar uno de los grandes cambios de la serie. Fue cuando, cansados de las constantes muertes y resurrecciones de Kenny (90 veces en las primeras 17 temporadas), Parker y Stone decidieron revelar que el personaje de la polera naranja era inmortal. Pronto, matarlo dejó de tener gracia y, con ello, perdió importancia. Fue entonces que Butters, el crédulo muchacho rubio, empezó a cobrar mayor relevancia en la trama.
Pero el cambio más notable de la serie quizá se encuentre en que si antes todo se reducía al delirio, ahora sí existe una continuidad en sus capítulos que se ha ido desarrollando a lo largo de sus últimas temporadas. Hoy todo está hilado y hasta el más mínimo detalle puede marcar el futuro de sus personajes.
Habrá que esperar un mes para ver con qué sorprenden Parker y Stone. Tal vez se vuelvan a burlar de la fiebre por “Game of Thrones”.
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