Shonda Rhimes, creadora de “Grey's Anatomy”, dice a diferencia de las películas las series de TV pueden durar para siempre, solo necesitan un planteamiento lo suficientemente fértil para nunca quedarse sin historias. “The Walking Dead” de FOX tiene ese potencial.
Pero Shonda Rhimes no habló sobre la calidad.
La TV está llena de series muy malas con ratings muy altos, así como de historias que empezaron bien y luego se fueron al demonio. “The Walking Dead” es un ejemplo de ello, aunque sus rátings estuvieron en alza por años. Con la temporada 8, destruida por los críticos y abandonada por el público, cada vez hay menos escusas para perder tu tiempo con esto.
Si no estás al día con “The Walking Dead”, aquí la temporada 8 en un párrafo: Rick Grimes (Andrew Lincoln) ataca a Negan y sus Saviors, quienes terminan encerrados en la base de operaciones, rodeados por cientos de muertos vivientes. El plan no es perfecto y escapan, tras lo cual atacan Alexandria y The Kingdom. Cuando Rick se reencuentra con su familia y amigos, descubre que su hijo Carl (Chandler Riggs) ha sido mordido por un zombie.
—Una muerte sin sentido—
Si ya has visto todo “The Walking Dead”, sabes que Chandler Riggs no es un buen actor. Los primeros minutos de este episodio lo confirman: cuando llega a casa, examina sus heridas y comprende que todo está perdido. Pero su rostro apenas cambia, bien podría haberse descubierto un chupo en la cara en lugar de comprender su propia mortalidad.
Luego Rick y Michonne (Danai Gurira) descubren la verdad. Una regla general de la ficción es el show, don't tell (muestra, no cuentes). “The Walking Dead” lo hizo bien al final del anterior episodio, pues bastó ver a Carl con esa herida para saber que un zombie lo masticó. Pero no, esta vez el chico tuvo que decir varias veces “me mordieron”. Un argumento para defender las líneas sería que, al decirlas, hace más inevitable que nunca la situación, que este no es un sueño o algo parecido. Pero esta serie ha hecho las cosas tan mal que ya no es posible pensar bien de ella.
Algo que encontramos en la ficción y no siempre en la vida real es sentido a las situaciones. En la TV, cine, cómics o literatura la muerte puede significar algo, los personajes pueden tener una despedida digna, memorable en la peor circunstancia. Incluso en el equivalente apocalíptico de ser atropellado por un carro, que en este caso es que te muerda un zombie. La serie intentó hacer eso con Carl Grimes, pero su muerte ha sido escrita con los pies.
Carl y su nuevo amigo Siddiq se acercaron a unos zombies para matarlos, zombies que estaban en lo suyo, almorzándose un venado. Ambos pudieron irse por otro lado, pero no. Tenían que acercarse. Y ahí fue la mordida, por una tontería. Lo cual no está mal, selección natural y todo eso. Pero “The Walking Dead” decidió convertir el shit happens en algo más grande que la vida, pues Carl quiere que este momento sea un punto definitivo en la historia de Alexandria, para que Rick Grimes no mate a todos sus enemigos, sino que encuentre una manera de terminar con esta hostilidad que no conduce a nada, a pedir paz para esta guerra.
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—Mucho para tan poco—
Últimamente “The Walking Dead” tiene la mala costumbre de ofrecer episodios demasiado largos cuando la historia no lo justifica. Entre Carl que pide a su padre piedad para los enemigos o cuando se despide, tenemos más de cincuenta minutos de lamentos, despedidas y una escena onírica donde el hijo de Rick imagina un futuro donde todos viven en paz, incluso Negan (Jeffrey Dean Morgan).
En todo caso, ¿es necesario que Rick escuche a Carl?
Cuando apareció Negan, una de las preguntas que surgió en la mente de los espectadores es cuánto habría que esperar para ver morir a ese encantador miserable. Los seguidores del cómic, en cambio, sabían más (SPOILER): Negan no muere, en cambio Rick le da cadena perpetua para demostrar que Alexandria es más civilizada. Claro, años después Negan sale libre y se convierte en un aliado al que siempre tienes que mantener vigilado.
Con la muerte de Carl, “The Walking Dead” tiene una excusa mediocre para mantener a Negan con vida. Entiendo por qué lo hace: el personaje de Jeffrey Dean Morgan es mucho más tridimensional e interesante que Carl jamás fue. El problema es cómo se llega a dicha resolución. Si un personaje presente desde la temporada 1 muere y no te hace sentir nada, algo anda mal con la historia.
—Pensamientos sueltos—
Con todo el rollo de Carl y su legado, la trama de Morgan y Carol para rescatar a Ezekiel quedó en segundo plano. Lo mejor hubiese sido obviarla, pues no ofrece nada relevante.
O sea, es lo mismo de siempre: Ezekiel filosofó, Carol mostró su rudeza, Morgan se quiebra cada vez más y los Saviors mueren. ¿Ya ven? Nada nuevo.
Es curioso, lo que ocurre en la serie es totalmente inverso al cómic, donde es Judith quien muere, mientras que Carl pasa a ser el único hijo de Rick.
Puede que haya más muertes en el futuro, pues Lauren Cohan (Maggie) ha sido contratada para un piloto del canal ABC. Bien por ella, tiene que alejarse de esta serie lo más pronto posible.
El mismo consejo va para Danai Gurira, cuyo rol en “Black Panther” de Marvel como Okoye fue muy satisfactorio.
Una serie para quitarte el mal sabor de boca: “Preacher”, disponible en Amazon Prime Video. Como “The Walking Dead”, la produce AMC en EE.UU., pero al menos esta sí tiene un guion ingenioso y personajes entrañables.
—Participa—
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