Copiar y pegar; el baile del meñique y el índice tan común en la era de internet. “Westworld”, que en sus muchas lecturas también es metáfora de nuestros tiempos, muestra su propia versión de esa costumbre, pero con inteligencia artificial y sangre. A continuación, spoilers del episodio 2x05: “Akane no Mai”.
Las películas de vaqueros y samuráis, que se influenciaron unas a otras en su mejor momento, se vuelven a unir cuando Maeve (Thandie Newton), Lee (Simon Quarteman) y el resto del “equipo” se topa con Shogunworld, sitio ideal para los que buscan emociones extremas.
Shogunworld no es tan original. Varias de sus tramas son una copia de Westworld, pero con pequeños cambios por la pereza de Lee para escribir nuevas historias; incluso los personajes son los mismos, pues Akane (Rinko Kikuchi), la geisha mayor, es el equivalente de Maeve, incluyendo la misma historia de cómo llegaron a donde están.
La primera parte del episodio tiene un ritmo distinto al de toda la serie; mucha acción, peleas que parecen sacadas del cine del género; y al mismo tiempo presenta nuevos elementos a la historia. Eso cambia rápidamente cuando Akane se une a la comitiva, esta vez para rescatar a la geisha Sakura (Kiki Sukezane), su protegida, quien está en poder del shogun.
Viajar con Akane es la oportunidad perfecta para salir del parque y encontrar a la hija de Maeve, pero ello no es lo único que la motiva. El personaje de Newton ha cambiado, ve en su contraparte de Shogunworld a ella misma cuando perdió a sus seres queridos. Dejarla sola no es una opción que pueda permitirse ahora, menos negarle el conocimiento de que ambas son robots. Pero Maeve, tras un intento de hacer eso último, prefiere no insistir. Por su parte en Westworld, Dolores le lava el cerebro a Teddy. Le quita su nobleza y la reemplaza con motivos oscuros.
En Shogunworld nada ocurre como estaba planeado, pues Maeve no puede controlar a los hombres del enemigo, quienes se han quedado sordos para contrarrestar el poder de la “bruja”. Sakura, quien debía bailar para el líder, es ejecutada con frialdad y eso deja a la dolida Akane como la única que bailará esa noche.
Y bailar es justo lo que hace en los últimos minutos de “Westworld”, pero también matar al shogun, decisión que le hace ganarse el respeto de Maeve, incapaz de evitar la venganza de su hermana de código. La ex madame, al último momento, desarrolla la habilidad de controlar a varios anfitriones a la vez solo con el pensamiento.
La serie también representa un mundo en que los personajes, como si se tratara de un videojuego, adquieren nuevas habilidades tras subir de “nivel”. La velocidad en la que Maeve descubrió este poder es cuestionable, así como el que surja en el momento más oportuno. La serie se toma la libertad de jugar con la suspensión de la incredulidad y lo hace al centrarse en los personajes y sus tragedias en Shogunworld, donde nada es perfecto, ni siquiera el guion.
“Akane no Mai” es un episodio inusual de “Westworld”, pues los guionistas parecen divertirse con los personajes al llevarlos de un lado a otro del espectro emocional. También es atípico al tener narración lineal. Esta serie no hace las cosas fáciles para nadie, pero es ta vez sí y el resultado es satisfactorio.