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Guayabera Sucia, el recordado actor de “Risas y salsa”, vivía lejos de las cámaras, en un humilde departamento de la cuadra 4 del jirón Quilca, en el Cercado de Lima. Su hablar pausado hacía que una charla con él parezca eterna, como su chapa: 'Guayabera Sucia'. Por lo menos así lo recordamos al repasar la última conversación que tuvimos con él a fines del 2012.
Conocido en el mundo artístico como Álvaro Gonzales Robles, 'Guayabera Sucia' en realidad nació bajo el nombre de Rumildo Curotto Cruzado. El actor, que se desempeñó en la televisión, el cine y el teatro, falleció la mañana del martes tras pasar varios días internado en el Hospital Almenara con “pronóstico reservado”.
En la última conversación que tuvimos con él, recordó que, al principio, su madre no quería que fuese actor, pero al final lo apoyó, con una condición: que fuese siempre un señor, sin importar qué situación atravesara. Y el más 'cochino' de “La banda del Choclito siente que hasta ahora ha cumplido. A continuación la conversación completa.
Por Luis Silva Nole.
“Tengo 85 años y espero que si alguien quisiera homenajearme algún día, lo haga antes de mi muerte. Tengo dos hijos, dos nietas y tres bisnietos, y me encanta la música clásica. ¿De qué me arrepiento? De haber tenido como amigos a puñaleros cuando estuve en la televisión. Conservo mis facultades viriles e intelectuales, y espero propuestas de chamba. Mis mejores amigos del mundo de la actuación ya han fallecido. Soy el último de mi generación actoral. ¿El fútbol? No me gusta. Nunca he entrado al Estadio Nacional. Si tan solo el cinco por ciento de la gente que va al estadio fuera al teatro, el mundo sería muy distinto.”
-La mayoría de gente lo conoce como 'Guayabera Sucia' y no por su nombre, Álvaro Gonzales.Álvaro Gonzales es mi seudónimo.
¿Y cuál es su verdadero nombre?Rodulfo Rumildo Curotto Cruzado. Mi papá era genovés. Nací en Chincha.
¿De verdad se llama así o me está jugando una broma?Me llamó así. Acá está mi DNI. Todo el mundo me conoce como Álvaro Gonzales. Nadie como Curotto.
¿Cómo así comenzó a usar ese seudónimo?Trabajaba con el nombre de Curotto. Un día, en una reunión, un muchacho llamado Álvaro Gonzales Robles me comenzó a tomar el pelo porque cuando salía a escena me hacían bromas por la forma como sonaba mi apellido. Entonces le dije: “Préstame tu nombre”. Y aceptó. Eso fue hace 50 años, cuando hacía radionovelas y teatro clásico.
-¿Y qué fue de esa persona?Me han dicho que está gordo y calvo. Cuando me puse su nombre él era ejecutivo de una fábrica textil. Y como yo actuaba en la radio, cuando él entraba a la fábrica las chicas dejaban de trabajar. Se morían por él. Creían que mi voz era la de él.
¿Cómo prefiere que lo llamen?Álvaro. Ya me acostumbré.
¿Cómo pasa sus días ahora, lejos de la televisión?Acá, metido en mi cuarto. O cuando salgo, voy donde alguna sobrina. En la televisión dicen que estoy muy viejo, pero a veces algunos programas me llaman para trabajar como invitado, pero me dicen que no me van a pagar. Así que les digo: soy viejo para que no me paguen, pero soy joven para trabajar gratis. Y no voy.
¿De qué programas habla?Ufff... varios. Sin embargo, hay gente que se ofrece, chiquitos bonitos capaces de pagar por aparecer.
Hace poco, cuando lo reconocí en una coaster, usted me dijo que sí salía en la tele, de madrugada, pero que no le pagaban.Sí, pues. Hace poco pasaban “La paisana Jacinta”. Por bromear le mandé una carta a Jorge Benavides para ver si me pagaba algo por esas repeticiones. Pero él no ha tenido la gentileza de decirme: “Sabes qué, no tengo que ver con eso, son cosas del canal”. No hay cortesía.
Pero también he visto repeticiones de “Risas y salsa”.Sí, lo pasan, pero con nombre cambiado. Igual no me cae nada de nada. Una vez dije: los actores somos parias, tenemos que trabajar y mendigar. Y el que no aceptaba eso, chau. Ahora, como a la gentuza que está trabajando le pagan bien, hasta hay madres que me llaman para que recomiende a su hijas para que entren como bailarinas. Me dan ganas de decirles: bailarinas o prostitutas.
¿Qué opina de las producciones cómicas actuales?Yo no las llamaría cómicas, les diría rellenos de un canal. El gusto de la gente ha cambiado: en la televisión hoy prima la grosería, el morbo, la pachotada, la calatería.
¿Entonces se puede decir que el último gran programa cómico fue “Risas y salsa”?Sí, porque todos los que trabajábamos ahí éramos actores. En general, antes en la televisión había actores, ahora hay chicos bonitos, medio raritos. Incluso hay una mujer que hace de vedette, una vieja que sale con minifalda, que dice que canta.
¿ Monique Pardo?No quiero decir nombres. Es como la ridiculez que ha hecho Susy [Díaz] al salir en televisión a decir que tuvo relaciones con una mujer. ¿Y los niños que ven ese programa? La degradación de la televisión es total.
¿Pudo forjarse un patrimonio?No, porque cuando yo trabajaba pagaban muy poco, una miseria, a diferencia de hoy. Por eso muchos actores de mi generación hemos acabado modestos, sin fortuna.
¿Cuánto de Guayabera Sucia hay en usted?A veces me baño, a veces no....ja ja ja.
¿Ese fue el personaje de su vida?No, me quedo con mis papeles de teatro clásico, pero reconozco que ese fue el personaje que me hizo popular, en “La banda del Choclito”, de “Risas y salsa”. No me molesta que me digan 'Guayabera Sucia'. Así las personas me reconocen, no me cobran pasaje, me regalan cosas, me abrazan. Todo eso reemplaza la falta de plata. Si volviera a nacer, volvería a ser actor, y en el Perú.
¿Ve televisión seguido?No, pues. No seas malo.
¿Pero sí ve cable?¿Cómo lo pagaría?