SONIA DEL ÁGUILA (@soniahafid)Redacción online
La vida del boxeador no es bonita, es como estar en una guerra, es como estar en la guerra de Iraq. Y yo ya no quiero eso para mí. La siete veces campeona mundial de boxeo femenino, Kina Malpartida, se enfrenta, quizás, a su más duro rival: ella misma. La púgil nacional se pone seria para hablar de su futuro laboral y desentrañar de su ser esos fantasmas que la mantuvieron atada a una vida plagada de triunfos y éxitos, pero no de felicidad. Ya no quiere aguantar más golpes ni alejarse del Perú, por eso enfoca sus próximos proyectos a hacer lo que la hace feliz. Esto es guerra es uno de los trabajos más bonitos que he tenido, dice, para luego aclarar que sus aspiraciones laborales están enfocadas al ámbito empresarial y político.
¿En diciembre volverás a pelear en defensa de tu título mundial?Eso está por verse. Se va a definir en las siguientes semanas porque la Asociación Mundial de Boxeo (AMB)hará una convención y como destino ha elegido el Perú. Vendrán promotores de todo el mundo para conversar sobre temas de boxeo.
¿Esa será tu pelea de despedida?No lo sé. No pienso seguir peleando por mucho más tiempo, tengo 33 años y creo que ha llegado el momento de pensar en el futuro, porque no pienso vivir solo del boxeo. Es un deporte que me ha dado confianza y trayectoria, pero quiero seguir evolucionando, quiero reinventarme.
¿Ingresar a Esto es guerra forma parte de la evolución que mencionas?Así es, aunque…, lo que más quiero es representar a la mujer peruana y transmitirle valores. Quiero servirle de ejemplo e inculcarle que, con esfuerzo y voluntad, se puede superar cualquier obstáculo.
¿Qué obstáculos tuviste que superar para alcanzar siete títulos mundiales?Muchos. No fue fácil, desde un comienzo fue como nadar contra la corriente. Incluso, ya como campeona mundial, he tenido que asumir yo misma el rol de mánager, porque es difícil encontrar gente profesional que te apoye y te ayude a llegar a otro nivel. Tuve un mánager que me dio una visa falsa en Estados Unidos y, luego, cuando se descubrió la mentira, me negaron el ingreso a ese país. Por suerte, pude viajar a Australia, donde conseguí la nacionalidad. Recién ahí pude volver a Estados Unidos para pelear y ganar mi primer título mundial.
Superaste una serie de dificultades para ser campeona mundial y ahora quieres dejarlo todo. ¿Qué te motiva a hacer eso?Todo el sufrimiento que he pasado, creo que me merezco una vida más agradable. Cuando boxeas tienes que estar alejada de tu país, de tu gente, estas en una guerra constante, es como estar en la guerra de Irak. Tienes que luchar en el ring, pero también contigo mismo, porque el cuerpo, a veces, te pide descanso y no puedes dárselo. También está el tema de conseguir tus propias peleas. A mí me han pasado mil cosas y nunca me he rendido, pero he decidido que merezco algo mejor. Como dijo Susy Díaz alguna vez: Vive la vida y no dejes que la vida te viva. Esa es una frase muy sabia.
¿Por qué, a diferencia de otros boxeadores peruanos, empezaste peleando afuera?Porque mis padres me enviaron a estudiar a Australia y una vez que culminé mi carrera de administración de restaurantes, a los 23 años, empecé a boxear. Fue un poco raro porque no tuve carrera amateur, pasé de frente a profesional.
¿Y eso fue una ventaja?Fue una desventaja porque no conoces mucho. Es bueno comenzar haciendo pequeños shows y ser profesional una vez que tu estilo esté formado. En mi caso fue al revés, primero fui profesional y tuve que aprender en el camino.
¿Es verdad que en Estados Unidos no se valora a la mujer boxeadora?Es muy cierto, solo te valoran si tienes una habilidad extraordinaria y la tienes que demostrar. Es casi imposible que en un gimnasio de boxeo alguien te valore siendo mujer, pueden aparentar que te están prestando atención porque quieren sacarte plata o tienen algún interés personal. Pero no es un interés genuino porque las mujeres no generan plata.
¿Qué te ha dado el box, además de títulos mundiales?Todo. Confianza en mí misma, seguridad, me acercó a muchos ideales que tenía, a conquistar mis metas, me enseñó a dejarme llevar por mi intuición y encontrarle un rumbo a mi vida. Me ayudó a trascender en el lado profesional, espiritual y personal.
¿Es cierto que también te ayudó a alejarte de las drogas y el alcohol, problemas en los que sucumbiste cuando eras adolescente?No fue un problema en realidad, fue un lapsus que tuve, pero que no marcó mi vida. En realidad, ese tema no existe en mi vida, fue un momento de juventud.
¿Eres consciente que has hecho historia en el Perú con el box?Me demoré como un año y medio en asimilar que soy campeona del mundo y que soy una imagen importante para la gente que me conoce. Gracias a Dios he causado sensación en mi país y he dado aliento a muchas personas. Siento que tengo la gran responsabilidad de continuar dándole luz a la gente que no se tiene confianza e inicie, como yo, la búsqueda de una vida bonita.
¿Pelear y ganar títulos mundiales no entra en el rango de una vida bonita?No es una vida bonita, es una vida sacrificada, de lucha y de guerra constante. Lo haces por pasión, porque te gusta subirte al ring a pelear, porque es un deporte, pero para subirte al ring tienes que pasar por tres meses de martirio, en los que te duele el cuerpo. Tienes que saber romper el dolor, no dejar que el dolor te gane y demora llegar a eso.
¿Cuál fue tu punto débil? ¿Qué te exigió mayor esfuerzo durante tu preparación?La confianza en mí misma y saber realmente qué es lo que me merezco. El día que creí en mí, que me convencí que merecía ser campeona mundial, fui campeona mundial. Era un tema mental que tuve que aprender a manejar.
¿Es verdad que, al principio, tu familia no te apoyó?Eso no es cierto, mi familia siempre me apoyó, mi mamá me dio alitas para irme a Australia.
Tu ingreso a Esto es guerra generó una serie de controversias. ¿Qué representa para ti estar en un reality como ese?Representa la oportunidad de desarrollarme en mi lado más femenino, ahora tengo que sonreírle a las cámaras y bailar. Me gusta lo que hago en el programa, me divierte muchísimo, me ayuda a despejarme.
¿Cómo recibiste las críticas?Respeto los comentarios, pero nadie sabe cuánto me cuesta realizar cada pelea que hago. La gente juzga rápido, pero no entiende el desgaste físico, mental y emocional que origina cada pelea. Después de haber lavado platos, limpiado cuartos, carros, yates, casas, haber hecho todas las chambas en el extranjero, estar en Esto es guerra me hace muy feliz. Me han tratado como una reina, es uno de los trabajos más bonitos que he tenido.
¿Fueron ciertos los coqueteos con Miguel Arce?No, fue parte de la historia y del jueguito.
¿Estás enamorada? ¿Tienes pareja?No tengo pareja, no estoy enamorada, salgo con chicos y estoy dispuesta a abrirme a una relación, pienso tener hijos, pero eso vendrá cuando tenga que venir.
¿Qué no estás dispuesta a hacer en TV?Algo en lo que se me vea tonta o no digna. No permitiría que me vistan como cualquier cosa.
Pedro Suárez Vértiz agradeció tu participación en el tributo a su persona. ¿Cómo recibiste sus palabras?Estoy agradecida, es una gran persona, un gran cantante y un ejemplo para la música peruana. Lo conozco desde que era chica, siempre lo veía en el barrio, en San Isidro.
Jonathan Maicelo tiene artrosis en las manos, sin embargo asegura que no dejará de pelear. ¿Crees que es lo más conveniente?Yo también tuve un problema en la mano, se me rompió en una pelea, pero eso se soluciona. Estoy segura que Jonathan va por buen camino, los peruanos le tenemos fe. Tiene que aprender que el éxito viene con problemas, nada es perfecto.
Valentina Shevchenko, ex competidora de Combate, te retó a pelear con ella. ¿Aceptarás?No me importa pelear con ella porque es competidora de Muay Thai y yo de boxeo. Ella quiere pelear conmigo porque tengo popularidad y la gente me quiere. Se quiere trepar a mi carro, no tengo por qué hacerle caso. Lo siento mucho Shevchenko, sigue tu camino nomás.
¿Es verdad que entre tus planes futuros está incursionar en política?Hay posibilidades, pero aún nada concreto. Eventualmente, como atleta profesional, quiero consolidarme como una marca que represente valores, que aporte al buen vivir y ayude a la mujer peruana a salir adelante. No puedo dar detalles de eso, pero será algo que aportará a una vida digna. Es algo grande que quiero hacer, es algo que va por el lado empresarial.