FERNANDO VIVAS (@Arkadin1)
El ráting fue más que suficiente para terminar en final abierto, o sea, para no acabar, pues se viene “Mi amor, el wachiman 3”. El malo Duque (André Silva) no había presuntamente muerto, sino que supuestamente está vivo y la heroína muere, aunque es obvio que vive. Para seguir la tercera temporada sin confusiones, lo mejor será que la amnesia no la padezcan los enamorados, sino los espectadores.
La producción de Michelle Alexander dominó a las 9 p.m. sobre los formatos estelares de Canal 2. No lo hizo a punta de contrastes sociales como en “Al fondo hay sitio”, sino con el motivo más viejo de todos, el romántico. Por supuesto, también hubo detalles de clases y razas revueltas. Al fin y al cabo, los tórtolos son la pituca Catalina (María Grazia Gamarra) y el guachimán Salvador (Christian Domínguez), replicados por los cándidos Jimena (Camila Zavala) y Tristán (Nikko Ponce). Nota: la ‘w’ es cosa del título y hay que respetar, pero lo correcto es ‘guachimán’.
A propósito de los contrastes sociales, la mejor línea de la semana, entre los ‘winiwinis’ y ‘cuchicuchis’ de Camila Zavala (Jimena) y Nikko Ponce (Tristán) y los melosos ‘te amo, amor mío’ de Catalina (María Grazia Gamarra) y Salvador (Christian Domínguez), es la de Duque cuando dice que prefiere tener a Catalina de rehén que a Salvador, pues a la policía le preocupará más la suerte de una pituca que la de un guachimán. Y así acabó, pura miel con esquemático fondo policial y social, una segunda temporada de una novela que explotó todos los viejos trucos del género. Y gracias, Michelle, por dejar de atiborrarnos con spots camuflados.
Y tú, ¿qué piensas del final de Mi amor el wachimán 2?