Follow @viu_ecpe!function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
La tecnología ha transformado nuestro modo de cumplir años. Y, sobre todo, la forma en que recordamos los cumpleaños. Por estos días, de visita primero en la casa de mis padres y después en mi antiguo apartamento de soltera, he descubierto docenas de antiguas agendas y calendarios.
Ahí, en tinta celeste, morada y plateada abundan anotaciones de corte doméstico: fechas de entrega de proyectos escolares, vencimiento de pagos de incipientes tarjetas de crédito, citas médicas. Pero en el borde superior de cada fecha hay, sin falta, el nombre o apodo de algún amigo, pariente, colega o ex novio que cumple años. Sus onomásticos regían mi calendario.
En las agendas más recientes (2010, 2009), bajo el nombre del dueño del santo aparece también su número telefónico o e-mail. Recordatorios para expresar cariño, buenos deseos, comprar una tarjeta o una torta, visitar, llamar, enviar un regalo o un ramo de flores. Hojeando una y otra vez estos viejos cuadernos me avergüenzo de mi actual y aparente indiferencia hacia los cumpleaños ajenos.
Siento tentación de culpar a Facebook: odio despertar con el aviso que indica que es momento de enviar (por igual) una felicitación a ese simpático guía de turistas que conociste en unas vacaciones, a una de tus tías más queridas y a tu jefe. Ni el aprecio ni el recuerdo ni las ganas de abrazar son equiparables, pero nuestra agenda actual aún es incapaz de distinguir entre aquellos cumpleaños que uno anotaría en un cuaderno de papel y los que pasarían sin pena ni gloria en nuestro calendario.
Cada vez más me rehúso a ese peregrinaje de muro en muro que nos obliga a escribir posts insulsos, plagados de signos de exclamación y congratulaciones tan originales como las de una tarjeta comprada a la carrera en el supermercado. Felicitaciones que terminan diluyéndose en la avalancha que cada quien recibe por esa red social.
Este domingo celebramos el segundo cumpleaños de Viù! Nuestro aniversario coincide con esta época del año en la que algunas personas estrenamos agendas y calendarios y bonitos juegos de plumas de tinta fina. Espero, y conmigo el equipo que hace posible esta revista, que nuestro trabajo, que aspira a ser parte del ritual dominical de todas ustedes, nos haya hecho merecedoras a un espacio junto a las anotaciones importantes: llevar a mamá al cine, encargar la torta para el cumple del pequeño, no olvidar enviar ese informe del trabajo el lunes, comprar El Comercio porque hoy sale VIÙ! año en la que algunas personas estrenamos agendas y calendarios y bonitos juegos de plumas de tinta fina.
Espero, y conmigo el equipo que hace posible esta revista, que nuestro trabajo, que aspira a ser parte del ritual dominical de todas ustedes, nos haya ganado un espacio junto a las anotaciones importantes: llevar a mamá al cine, encargar la torta para el cumple del pequeño, no olvidar enviar ese informe del trabajo el lunes, comprar El Comercio porque hoy sale VIÙ! (function(d, s, id) { var js, fjs = d.getElementsByTagName(s)[0]; if (d.getElementById(id)) return; js = d.createElement(s); js.id = id; js.src = “//connect.facebook.net/en_US/sdk.js#xfbml=1&version=v2.4&appId=465882020151522”; fjs.parentNode.insertBefore(js, fjs);}(document, 'script', 'facebook-jssdk'));VIÙ