El problema de la contaminación es serio en todo el mundo pero hay países que sufren más que otros. Es el caso de China, cuyo desarrollo industrial trajo ganancia económica al país pero ha tenido un serio impacto en el medio ambiente.
La enorme contaminación del aire que sufre el país debido a la excesiva cantidad de humo que emanan las fábricas no solo está afectando a sus habitantes sino también a los turistas que deciden viajar hasta allá.
Según la Comisión de Desarrollo Turístico de Pekín, el año pasado el número de visitantes extranjeros al país disminuyó en un 10% siendo la contaminación una de las principales razones por las cuales los viajeros optan por no llegar hasta China. La ciudad que más ha sufrido con esto es Pekín, cuyo número de visitantes cayó en un 50%.
Las imágenes de ciudadanos chinos montando sus bicicletas por las calles y de los turistas conociendo las ciudades usando este medio son cada vez más escasas. Las mascarillas y lentes oscuros se han convertido en aliados de los habitantes en su afán de intentar disminuir los efectos de la contaminación en ellos: dolores de cabeza, náuseas, mareos, etc.
No solo el aire se está tornando irrespirable en el país asiático. La escasez de agua está generando una enorme crisis tanto en la agricultura como en el consumo doméstico. Los ríos se van secando poco a poco y las fuentes de agua submarina, a las que millones de chinos acuden para obtener agua limpia, también han empezado a contaminarse debido a los desechos de las fábricas.
El año pasado, en un intento por elevar el número de visitantes, las autoridades chinas crearon una política de libre visado por 72 horas para que los pasajeros que tengan escalas en el país puedan hacer turismo por las ciudades. Se esperaba que esto atrajera a más de 20 mil personas pero al finalizar el año solo se llegó a 14 mil.