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“El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión, el Jirón de la Unión es el Palais Concert y el Palais Concert, soy yo”. Esa fue la frase que según recogen los libros de historia Abraham Valdelomar eligió–motivado también por su ego- para definir cuán valioso era este café ubicado en pleno Centro Histórico de Lima para destacados intelectuales, periodistas y artistas de la época. Transcurrían los primeros años del siglo XX y este lugar era un verdadero centro cultural.
Jirón de la Unión. 15 de enero. 6:30 p.m. Esther Huamán (26 años) –como la gran mayoría de jóvenes peruanos- no tiene la remota idea de que la tienda por departamento que visita en el Centro de Lima cada quincena y fin de mes sin excepción, antiguamente ha sido el lugar preferido de intelectuales de la talla de Abraham Valdelomar y César Vallejo para brindar con el mejor pisco de la ciudad o disfrutar de un imperdible show de teatro. Algo incrédula, mientras sigue en la búsqueda del mejor vestido para esta calurosa temporada, la joven me pregunta por el nombre que llevaba este local que acogía una cafetería, bar y cine. Al escuchar Palais Concert, y ver una fotografía del lugar en mi celular, lo asocia inmediatamente a un punto exclusivo para la crema y nata limeña.
“¿De verdad, aquí venía César Vallejo?”, dice Esther, mientras no parece darse cuenta que físicamente estamos entre el Jirón de la Unión y la Av. Emancipación (antiguas calles Baquíjano y Minería), pero tenemos parte de la historia de Lima frente a nosotros. “La intelectualidad de esa época se reunía en el Palais, el cual era considerado un lugar muy diferente de toda Lima. Hay fotografías de Valdelomar, Vallejo, González Prada y otras importantes personalidades. La gente iba a ver al grupo Colónida- movimiento literario que surgió en nuestro país entre los años 1915 y 1916-. Ellos recitaban, leían, conversaban. El público admiraba, explica el gestor cultural César Rodríguez.
Según Rodriguez, la competencia de esos años, con la proliferación de nuevos bares en el Centro de Lima, hizo que el Palais Concert cerrara sus puertas en 1930. Tras ello, el local nunca fue el mismo. Los salones tuvieron una transformación alucinante. Ni el escritor más insensato hubiera podido imaginar el final de este emblemático punto de cultura. Pasó a ser una pollería, zapatería, discoteca y finalmente una tienda por departamento. La madurez es claro no le sentó bien al Palais Concert. Actualmente, sigue recibiendo cientos de visitantes, pero esta vez en busca de la ropa de moda o las últimas zapatillas. Con Esther termina el camino aquí, pero sus compras y próximas conversaciones no volverán a ser las mismas.
Al igual que Palais Concert, existen otros históricos lugares de Lima que han cambiado para bien o para mal con el paso del tiempo. Con motivo del aniversario 485 de la fundación de Lima, fuimos en busca de ellos.
El Hotel Crillón
Creí encontrar el hotel más importante de los años 60 de Lima, y aunque su estructura de más de 20 pisos aún parece imponer su personalidad, en el interior solo veo un espacio compartido por la SUNAT y un call center. Lo que fue un lujoso hotel, ubicado en la Avenida Colmena, llegando a tener 550 habitaciones, 650 camas y 700 empleados, se ha convertido en un lugar donde se habla de declaraciones, comprobantes e impuestos. Quise recorrer por completo el recinto donde alguna vez -según relatos- pasaron la noche famosos como John Wayne, Muhammad Ali o Pelé, pero una chica muy amable del call center no me lo permite. Solo me da el dato que los otros pisos son oficinas alquiladas. Una hermosa fotografía de la mejor época del Hotel Crillón se luce en el interior, pero tampoco me permiten capturar la imagen.
Pero si tenemos que hablar del Crillón, no se puede dejar de lado el “Sky Room”, un restaurant-bar que regalaba una vista privilegiada de la ciudad. “Era un espacio que no tenían los otros hoteles de la ciudad, era un lugar de concurrencia para la alta sociedad limeña de la época”, detalla el gestor cultural César Rodríguez.
“Estamos hablando de una Lima que ya no es. Hablar de Lima es hablar del Bolívar y el Crillón, que son los hoteles emblemáticos, más o menos como hablar en el tema futbolístico, de la U y Alianza. Nadie en su sano juicio le podrá quitar a estos hoteles la condición de clásicos. Curiosamente al igual que los compadres futbolísticos han estado en crisis, el Crillón desapareció, mientras que el Bolívar se mantiene”, comenta el periodista y docente Carlos Bejarano.
La crisis en la que se ve sumergida el hotel en los años 70 está influenciada por el declive del Centro de Lima, remarca Rodriguez. Si tienes tiempo libre o debes hacer uno algún papeleo en la SUNAT, te recomiendo ir en busca de este antiguo hotel.
“Te llama la llama”
Gonzalo Ruiz Tovar, periodista colombiano que llegó al Perú en el año 1991, recuerda con mucho cariño uno de los lugares de la capital donde la diversión era la apuesta fija-tanto para niños como adultos- para celebrar a lo grande las vacaciones de Fiestas Patrias: La Feria del Hogar. El comunicador cuenta que el principal atractivo de la feria eran sus conciertos masivos. “Era un evento familiar, allí estaba todo Lima, los pabellones se visitaban por curiosidad, pero lo principal era comer y esperar el concierto, que además era gratis. Vi conciertos de Rubén Blades, de Celia Cruz, Carlos Vives y Shakira -cuando era una niña conocida solo en Colombia y Perú-”, detalla. Lo mejor de todo, es que en este lugar al pagar tu entrada, podías entrar gratis a los shows musicales.
Considerado un punto de encuentro obligado en Lima, la feria fue inaugurada en 1959, durante el gobierno de Manuel Prado Ugarteche. Pero su mejor época se remonta a las décadas del 80 y 90 cuando reunía a familias enteras. El último año que los limeños la pudimos disfrutar fue en el 2003 cuando ya no tenía la misma magia (o tal vez la modernidad nos hizo disfrutar de otras atracciones). Su ubicación estratégica era la avenida La Marina, en el distrito de San Miguel. ¿Sabías que en este lugar ahora se encuentra un centro comercial? Este entrañable punto se transformó, y aunque sigue recibiendo a cientos de visitantes, ahora es el hogar de tiendas de ropa, restaurantes, entre otros.
El bar de Zavalita
Para saber cuánto cambió (y si se jodió) Lima desde que fue retratada por Mario Vargas Llosa en 'Conversación en La Catedral', solo basta ver el final del famoso bar que toma protagonismo en la novela. En las primeras cuadras de la avenida Alfonso Ugarte, por la plaza Unión, el lugar solo es un terreno abandonado.
El bar La Catedral funcionó hasta medianos de los años 70, y fue visitado más de una vez por Vargas Llosa. En una entrevista para este Diario, el dueño de ese momento, aseguró ignorar el valor histórico de la propiedad y que tuvo un costo de 88.750 dólares.
Desmonte, camiones que entraban y salían, una pared llena de grafitis y lo peligroso de la zona impidieron que este punto histórico haya formado parte de un tour literario en la ciudad. Hace seis años, uno de los dueños del lugar comentó no haber leído “Conversación en La Catedral”. “Sí sé que existe, pero no lo he leído. A mí me gusta leer, pero cosas que se relacionen con mi negocio, siempre se aprende algo nuevo. No he leído libros de Vargas Llosa, pero sí me interesaría leerlos”, dijo en ese momento. Hoy que Lima cumple 484 años, podríamos cambiar la idea que todo en la vida es negocio. Aprendamos a amar nuestra cultura, la tenemos a nuestro alrededor.
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