Jack Lo
El desierto es uno de los ecosistemas más frágiles del planeta. La vegetación crece lento y el cambio climático, el desarrollo urbano y la agricultura, lo perjudican. Tan solo en el Perú hay 185 mil kilómetros de este que se reparte en toda la costa desde Tumbes hasta Tacna. Para muchas personas, este lugar no tiene valor. Es un espacio seco en el que supuestamente no crece nada. No hay agua, la arena quema y todo se hace insoportable. No hay forma de diversión ni aprovechamiento. Los que dicen eso, es probable que nunca hayan estado sobre una duna o caminado entre bosques de huarango.
Cogimos la Panamericana Sur, dejamos el cielo gris y en unos pocos minutos ya teníamos una vista celeste y un viento fuerte que refrescaba el cada vez más caliente auto. Paramos por fruta y pan y seguimos por este camino: La Ruta del Desierto.
La adrenalina de Mario
En el kilómetro 253 de la Panamericana Sur encontramos Maveco Sand. El que te recibe es Mario Vera. Un cincuentón casi sin pelo con alma de niño bueno. Te recibe con una sonrisa, te muestra su casa y te presta sus juguetes. Su casa es una Concesión para Ecoturismo de casi 1.500 km2 de desierto y sus juguetes son tablas de sandboard y areneros.
Apenas nos adentramos en su predio, todo empezó a cambiar frente a nosotros. Conocimos distintas texturas de arena, los colores del cielo fueron cambiando a cada hora y nos lanzamos en tablas y areneros en busca de más adrenalina. Llegamos a la Laguna Morón, un oasis en medio de las dunas. Mario encendió la fogata y nos invitó a contemplar las estrellas. Mejor inicio, imposible.
Silencio orgánico
Unos kilómetros más al sur, Alberto Benavides convive con cerca de treinta personas en Samaca. Un fundo orgánico que trabaja con técnicas del pasado con la única intención de preservar el futuro. En este lugar, además de buena vibra, encontramos cañones de tierra dorada en medio de la nada y una vez en el mar, una ola perfecta para correr tabla. Después, lobos y aves guaneras nos regalaron un encuentro lleno de paz en Punta Lomitas. Allí recibimos el atardecer. Para después tener que seguir nuestro camino.
Asociación Civil Grupo Aves del Perú
Partimos hacia Nazca. Descubrimos Cahuachi y luego Usaca. Allí encontramos huarangos milenarios que no son respetados. A Consuelo Borda y Evelyn Ruiz, del Jardín Botánico de Kew y encargadas del proyecto de reforestación de huarango en esta parte del desierto, les cambia la mirada cuando nos hablan de este problema. Se frustran pero no claudican. Al ritmo de la pasividad del desierto, ellas recogen, una a una, semillas que esperan convertirlas en bosques. A mitad de la noche salimos a explorar, nos contaron historias y dormimos a la intemperie.
Lomas de Atiquipa
La última parada sería Atiquipa, en las costas de Arequipa, muy cerca a Puerto Inka. Allí, como en Lachay, durante algunos meses del año, el desierto es interrumpido por miles de hectáreas de lomas verdes. En lo alto, que llega a más de mil metros sobre el nivel del mar, han colocado atrapa nieblas. Estos, como su nombre lo dice, cogen la niebla y la transforman en líquido elemento. En Atiquipa no tienen servicio de agua potable. Estos aparatos que simulan el actuar de algunos árboles como la tara, les sirven para sobrevivir. En esta parte del sur del Perú, se tienen que despertar a las seis de la mañana para llenar sus baldes de agua. El que se quedó dormido, se quedará con sed el resto del día. Nos bañamos en sus reponedoras y frías playas y conversamos con Julieta y Roberto de la Torre, este último Presidente de la Comunidad de Atiquipa. Nos contaron sus planes, como la construcción de más atrapa nieblas y la reforestación del área.
En una semana de viaje, conocimos personas increíbles que están conservando tierras en el desierto del Perú. Ellos necesitan tu ayuda, pero más que todo necesitan ser visitados. Esta es una invitación a mirar este hermoso país que (des)conocemos.
EL DATO:
Maveco Sand:
985060891marvercor@yahoo.com
Samaca:samaca.pesamacaperu@gmail.com444-3672 – 445-7156
Lomas de Atiquipa:993623013 (Roberto)999376396 - 990999702 (Julieta)
Conservamos por Naturaleza es una iniciativa liderada por la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental que quiere movilizar a las personas a vivir en armonía y en contacto con la naturaleza, reconociendo el rol del ciudadanos en la puesta en valor de nuestro patrimonio natural y en la construcción de modelos de vida sostenibles. Todos podemos ser parte de este movimiento.