Una vez le escuché decir a Waldir Pereira ‘Didí’ que Perico León estaba predestinado a ser un hombre de fútbol. No tenía escapatoria, por más historias irreverentes que él mismo originaba. Ya se ha dicho casi todo sobre Perico y esta vez solo agregaré una definición más: era un '9′ que cuando ganaba no inflamaba su ego y cuando perdía le daba la mano al rival. Y, cuando se equivocaba, se encerraba en el cuarto de las concentraciones de Alianza Lima o de la selección, hundía la cabeza entre sus piernas o se echaba en la cama para mirar el techo preguntándose, a lo mejor: "¿Por qué lo volví a hacer?”.
Este último fue el cuadro que vio mi colega y amigo de años Óscar Vergara esa penúltima semana de julio de 1969, a tan solo 15 días días de que Perú enfrentara en el Estadio Nacional a la selección argentina por las Eliminatorias del Mundial México 70. El equipo de Didí estaba concentrado en Huampaní cuando Vergara llegó en misión informativa y pasando por la habitación de Perico -el cuarto tenía la puerta entreabierta- lo vio sentado en su cama con la cabeza gacha y hasta la pareció escuchar que lloraba. Óscar siguió de largo y allí nomás ve salir de una salón a la mancha de jugadores de la selección con Didí a la cabeza haciendo mil y un comentario pero en voz baja. Óscar, que era muy amigo de Didí, acabó en el comedor: él con una taza de café y Didí entre sus manos con un vaso de whisky. De repente, apenas con una conversación a medias entre ambos, por los parlantes se escucha el mensaje que a Didí lo esperaban en recepción con urgencia. Didí fue de inmediato no sin antes decirle a Óscar que volvía de todas maneras.
Al volver el entrenador brasileño le contó que habían llegado a conversar con él tanto el ‘Pato’ Alfonso de Souza Ferreira, dirigente aliancista como la esposa de Perico ¿Qué había pasado a todo esto? pensó Óscar: los jugadores reunidos con Didí, Perico solo en su cuarto y dos extraños (el Pato y la esposa) en Huampaní representaban una trilogía de espanto, propia de las películas de Alfred Hitchcock. Didí acabó confesándole la verdad a Óscar: que dos sábados atrás le había dado permiso a Perico para que fuera a visitar a su hijo que, según el '9′, estaba muy delicado. Didí con cierto recelo por la conducta del aliancista lo mandó hasta Breña pero con dos jugadores: Alberto Gallardo y el ‘Muerto’ José Gonzales. En Breña se bajó Perico del auto y caminó rumbo a la puerta de su casa mientras sus dos acompañantes aguardaban en el auto.
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Como el tiempo transcurría y nada de Perico, Gallardo se encaminó a la casa y tras tocar la puerta, vio aparecer a su esposa quién ante la sorpresa de Alberto le dijo que Perico había saltado por el techo para perderse con rumbo desconocido. Ambos jugadores, aún sin creer lo que les había pasado, regresaron a Huampaní y le contaron a Didí los hechos. El entrenador no lo quería creer. Encendió un cigarro y otro y solo le pidió a Gallardo y Gonzales que guardaran silencio. Perico, por supuesto, volvió al siguiente día a la concentración.
Pero el asunto trascendió en Huampaní y por eso cuando Óscar vio a Perico metido en su cuarto y a los jugadores muy aparte reunidos con Didí intuyó algo que luego confirmaría: sus propios compañeros -con Teófilo Cubillas, incluido- le habían expresado a su entrenador que Perico no debería seguir más en la selección y que la decisión estaba tomada. Así de terminantes. Y restaban ¡15 días! para jugar con Argentina. Didí le pidió por favor a Óscar que no publique nada hasta que él ese lunes, le informe primero a los dirigentes “por ser él como DT un empleado de la FPF”. Y que justamente la presencia de la esposa y del Pato en Huampaní había sido para interceder por Perico. Y hasta le contó lo que el Pato le dijo:
-“Ud, señor Didí no puede causarle un daño a nuestro club separándolo a Pedro”.
Dilema tremendo para Óscar pero que respetó a rajatabla hasta esperar la reunión del alto mando directriz con el DT y ver qué decidían, finalmente. Didí tras esa cita en la sede de la FPF en los bajos de la tribuna de Occidente del Estadio Nacional se encontró con Óscar y le dice en su portugués mascado “Perico bom rapaz” (Perico, buen chico) aunque el rapaz en español tiene otro significado. ¿Qué había pasado? El '9′ había sido perdonado por los directivos y él, lógicamente.
Así pues Perico continuó entrenando esa semana y como un predestinado ese domingo 3 de agosto terminó venciendo a Mario Agustín Cejas con el que le ganamos a los argentinos 1-0 en el Nacional ¿Le habríamos ganado a los argentinos sin Perico en la cancha? Pienso que sí. Había equipo. Como lo confirmó un buen suplente -Oswado ‘Cachito’ Ramírez- que estando lesionado el titular Alberto Gallardo la tarde del 31/8 en la Bombonera, hicimos lo justo y clasificamos. Y fue, pues, ‘Cachito’ otro predestinado el que también estuvo en la óptica de Vergara: ‘Cachito’ entrenaba normalmente con sus compañeros y, en un momento dado, Orlando ‘Chito’ de la Torre, que descansaba fuera de la cancha, le dice: “Mira qué hace este acá (por ‘Cachito’) cuyos pelotazos espantan a los pájaros de los árboles”. Sin embargo, ‘Cachito’ acabó anotando, dos semanas después, los dos tantos con que nos llevaron al Mundial de México 70. Óscar lo vio después a ‘Chito’ y al preguntarle qué opinaba ahora de ‘Cachito’, alcanzó esta respuesta del recio ex zaguero de Sporting Cristal: “No me preguntes cojucedes”.