Lucero Yirigoyen M. Q.
Nuestro cuerpo siempre busca el equilibrio. Si estamos en un lugar caluroso transpiraremos para autorregular nuestra temperatura y evitar que el calor dañe nuestros órganos.
En el caso de los perros pasa lo mismo, explica la veterinaria Erika Gogin, la temperatura que deben mantener de cachorros es entre 38,5 °C y 39,5 °C y en adultos entre 38 °C y 39 °C. Si sienten calor su mecanismo termorregulador es el jadeo y solo podrán transpirar por las glándulas sudoríparas que tienen en las almohadillas plantares, lo que les es insuficiente.
Por eso, una de las emergencias más frecuentes es la hipertermia o golpe de calor que se presenta con temperatura por encima de los 42 °C, aumento del ritmo cardíaco, piel azulada por falta de oxigenación, tambaleo, temblores musculares, decaimiento, cambio en el color de las mucosas de las encías y la lengua, incremento de la salivación y vómitos. De presentarse, puede ocasionar insuficiencia renal y hepática, hemorragias, edema cerebral gastrointestinal y falla multiorgánica.
¿Qué hacer?
La veterinaria Yuliana Sullcahuaman aconseja no dejarlos expuestos a lugares calurosos. Si pasa muchas horas en el jardín o patio, chequea que tenga espacios de sombra y frescos.
Si paseas a tu mascota, hazlo por las mañanas o por las tardes, nunca a mediodía. Si la sacas en el automóvil y tienes que estacionarte, no la dejes en el interior, aunque sea por pocos minutos.
Mientras que llevas a tu mascota a un veterinario, colócale una bolsa con hielo triturado sobre la cabeza y cubitos de hielo en las ingles y las axilas.