Lucero Yrigoyen M. Q.
Las mujeres somos decididas. Por naturaleza, nos gusta tener el control y que nos obedezcan a la primera. Pero, cuando se trata de nuestra mascota, el error más común que cometemos es pensar que seguirá nuestras órdenes porque creemos que nos entiende todo lo que le decimos. Falso. Toda indicación, hasta que venga cuando la llamamos, debemos enseñársela.
El adiestrador Antonio Landeo nos indica que mientras más joven sea tu perro, más fácil será enseñarle. El aprendizaje es siempre un proceso gradual que debe iniciarse desde que la mascota llega a casa, de preferencia a los 2 meses de edad.
Los perros aprenden a asociar palabras con órdenes y señales. Antes de iniciar la clase, busca un lugar sin distracciones para que te preste mayor atención. Cuando te des cuenta de que ya está aprendiendo, complica la situación. Por ejemplo: que entre alguien o cambia de habitación.
Una vez que has conseguido que el perro acuda cuando lo llamas, recién empieza a practicar en un parque tranquilo. Luego, realiza el ejercicio con gente, con otros perros y en situaciones reales.
El adiestrador Tiko Cusimayta comparte algunas pautas que debes seguir en sus clases de adiestramiento.
1. Relación. Fomenta que tu perro sea sociable y crea un vínculo con él. Todo proceso de aprendizaje demanda paciencia. Es importante que tu perro se divierta mientras aprende. Piensa qué puedes hacer para que tu mascota te vea como una buena compañera de juegos. Tu engreído te obedecerá cuando lo llamas si lo asocia a algo divertido o a un premio.
2. Atención. Tu perro oye su nombre varias veces al día y para él puede llegar a significar varias cosas. Para que te obedezca cuando lo llamas se necesita una orden que sea fácil de reconocer. Por ejemplo menciona su nombre y después la palabra “ven”.
3. Correa. Utiliza una correa larga. Enséñale el premio y con un tono normal de voz dile que venga. Ten el premio cerca de ti y espera a que se acerque para tomarlo. Si no viene, usa la correa para acercarlo y gratificarlo.
4. Corrección. Repite el ejercicio varias veces y después déjalo libre. Si cuando le pides que venga no te hace caso, corrígelo en el momento. Recuerda asociar el llamado con algo positivo. Una manera de corregirlo es tirar de la cuerda larga o decir “No” e ir hacia él. Nunca lo llames para castigarlo.
5. Recompensas. Puedes usar algo que le guste comer, premiarlo con un rato de juego, caricias o una felicitación verbal efusiva. Cada perro tiene sus propias preferencias, descubre qué lo motiva.
6. Gratificaciones. No es bueno que al principio lo premies y cuando ya aprendió a obedecerte lo dejes de felicitar. Los premios deben reducirse gradualmente y de vez en cuando volverse a usar para reforzar la conducta.