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Puede permanecer absorta en un problema matemático durante una semana. Si se le pasa por la cabeza rendirse, solo imagina la satisfacción al llegar al resultado y esa sensación de agotamiento desaparece. Ella es así, una luchadora.
A los seis años su interés por las matemáticas ya era evidente. Su mamá la ayudaba a estudiar en casa y la guiaba en los ejercicios más sencillos; los complicados los resolvía con ayuda de primos y vecinos. La pasión era total y sus profesores del colegio Saco Oliveros lo notaban. “Lo bonito de las matemáticas es que puedes resolver un problema en varias hojas, pero también lo puedes hacer con un trazo mágico: ahí aparece tu creatividad”, cuenta.
Entre fórmulas extrañas -para muchos de nosotros- y problemas avanzados que resuelve con naturalidad, Mónica se prepara para viajar a Rumania del 7 al 14 de julio y representar al Perú -junto a cinco estudiantes- en la Olimpiada Mundial de Matemática (IMO), una competencia de nivel avanzado para hombres y mujeres de entre 14 y 20 años. Es la única mujer del equipo y la primera que representa al país después de 11 años de ausencia femenina.
Pero eso no la asusta, está acostumbrada a los retos y la intensidad: estudia de lunes a sábado, desde las 8 a.m. hasta las 5 p.m. y por las noches asiste a clases de inglés. “Mi ritmo de vida es así desde hace cuatro años. Si no lo disfrutara, lo habría dejado. No me prepararía para una competencia por obligación”, dice con seguridad.
Su talento, disciplina y constancia le han permitido sobresalir entre los mejores. Ha obtenido el oro en la Olimpiada Matemática Rioplatense (2015) y en la Olimpiada Europea Femenina de Matemática (EGMO abril 2018), y todo apunta a que su nombre seguirá sonando en competencias internacionales.
Pero algo le preocupa: logró clasificar a la Olimpiada Mundial de Geometría en Rusia (del 30 de julio al 2 de agosto), pero sin medios económicos disponibles su participación resulta incierta. “Es mi última oportunidad para ir. Si llego a hacerlo, traeré la medalla de oro”, afirma con la confianza de una adolescente de 16 años que sueña con ingresar en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), y que sabe que con esfuerzo lo logrará. Nosotras estamos seguras de ello.
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