Laura Zaferson
A veces no hay nada más liberador que encontrar placer en actividades de uno.
Una mujer está sentada en su cama. Su galán no está disponible. Su familia está de viaje. Sus amigas están haciéndose baños de florecimiento o van a clases de zumba. Una mujer está sentada en su cama y el único ser viviente que tiene cerca de ella es una plantita de hierbabuena a la cual está considerando asesinar para hacerse un mojito. Si musicalizáramos esta situación con el tema «All by myself» –la versión de Celine Dion, pero solo porque consigue ser todavía más sufrida que la original de Eric Carmen– posiblemente la escena que pondríamos a continuación incluiría a un grupo de bomberos tratando de tumbarse la puerta para rescatar a la pobre mujer que se está atorando con sus propios mocos de tanto llorar. Pero si eligiéramos otra canción –«I’m so free» de Lou Reed o «Limbo» de Daddy Yankee– se me ocurre que el escenario sería muy distinto: la chica en calzón y polo saltando sobre su cama y en pleno riff de guitarra imaginario, o ensayando el twerking siguiendo el tutorial de TweetBoogie en You Tube. No tengo estadística que me respalde, pero me parece que los bomberos estarían más contentos de ingresar en esta película que en la anterior. Por eso, les comparto cuatro actividades para hacer y gozar en solitario:
1. Endúlzate. Ese volcán de chocolate con caramelo. Ese cupcake de red velvet con nutella. Ese helado de frutos rojos con mascarpone. Indulgencia pura y toditita para ti. Aprovecha que estás sola para ir en busca de tu dulce favorito y tener una cita de amor con él. Nada como sentir una multiplicación de endorfinas explotando dentro de ti.
2. Ejercítate. Prueba caminar, correr o montar bici por tu cuenta. Mira la ciudad. Descubre lugares nuevos en tu propio barrio. Es una sensación distinta a la de hacer estas mismas cosas con alguien más. Puedes ser Helen Hunt en “Lo que Ellas Quieren”, Pamela Anderson en “Baywatch” o Lisa Kudrow en “Friends”. Yo corro como Tom Hanks antes de que le saquen los aparatos ortopédicos en “Forrest Gump” pero me siento como Stallone en “Rocky”. Tu carrera, tu feeling.
3. Adopta un placer culpable. ¿Nunca viste la trilogía de “El Padrino”? ¿Nadie quiere acompañarte a ver una maratón de películas de Meg Ryan antes del bótox? ¿Qué tal una temporada completa de esa serie en la que estás atrasada? O, mejor aun, es momento de sacar el bluray de «Luis Miguel en Concierto», ese que guardas en una caja que dice «Los mejores documentales de National Geographic». Como diría “El Sol de México”: entrégate, sin condiciones.
4. Sorpréndete con tus superpoderes. Arma un mueble para tu casa. Instala un cordel para tender ropa. Taladra la pared y coloca una repisa. Inicia un proyecto pequeño, sosegado y realista de jardinería –un cactus, amiga, si dudas de ti–. La sensación de triunfo luego de haber hecho alguna de estas cosas es estupenda. No exagero cuando digo que la primera vez que armé un estante yo sola le tomé una foto y la colgué en Facebook.
Puedes elegir entre cualesquiera de estas alternativas o también pensar en otras más y compartirlas. El principal objetivo sin embargo, es que nunca te olvides que estar sola, no es estar desolada sino una bonita ocasión para disfrutar de ti misma. ¡Adelante!