Por Andrea Carrión / WUF
Lupita es uno de esos eventos que aparecen de la nada y que lo cambian todo. Quien la viera hoy, sana y amigable, no creería por lo que pasó en sus primeros meses de vida, y mucho menos todo lo que generó.
Todo comenzó el día en que un señor ‘x’ se acercó a un par de niñas que jugaban frente a su casa y les preguntó “¿Quieren esta cachorra? Se las regalo”. Ellas dijeron “Síii”, pero minutos después, cuando entraron a su casa, sus padres dijeron “Nooo”.
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Las niñas, que viven en un condominio, salieron con la perrita a la calle y se encontraron con su vecino, Nicolás Aramburú. Le contaron lo que había sucedido y él la recibió.
“Ese día Nicolás llegó a la oficina con la cachorrita y yo ofrecí ayudarlo”, cuenta Claudia Dawson, quien eventualmente adoptó a la perrita y la llamó Lupita.
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Claro que no fue tan automático. Claudia primero tenía que consultarlo con su pareja, Sebastián Benavides. Le mandó una foto por el celular y él respondió ‘¿Qué, nos la quedamos?’ Y una vez que la conoció, dijo ‘¿Sabes que ya no se va a ir, no?, y fue así que comenzó una vida de tres.
Con apenas un mes y medio de nacida, aproximadamente, Claudia y Sebastián no sabían nada de ella, no tenían idea si sería grande o chica, solo veían costritas en todo su cuerpo. La veterinaria les dijo que podría tener una infección, incluso algo más serio como distemper, pero luego de hacerle varios exámenes, salió que estaba bien.
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Resultó ser un perro de tamaño mediano. La gente les decía ‘están locos, ustedes viven en un departamento, ¿qué están pensando?, pero ellos aseguran que todo ha sido perfecto. Las primeras semanas se concentraron en educarla y ella aprendió rápido que hay horas para ir al baño. Ahora hasta le avisa cuando necesita salir.
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“Cuando rescatas o adoptas a un perro que sabes ha tenido una vida difícil, uno se apega más a ellos. ¿Qué hubiera sido de Lupita si hubiéramos dicho ‘sabes qué, vivimos en un departamento, no podemos’?“, comenta Sebastián. ”Los perros sienten todo, ellos saben que vivieron una situación horrible, que llegaste tú y les cambio la vida, y eso crea un nexo muy fuerte”.
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Con el tiempo les tocó descubrir su lado emocional. Al no saber qué había pasado con Lupita en sus primeras semanas de vida, las posibilidades eran varias y el día en que vieron el terror que le tenía al carrito del supermercado, supieron que algo andaba mal.
“En un momento Lupita era súper insegura y miedosa, al punto en que se volvió agresiva con algunas personas y perros. Suponemos que por alguna experiencia que tuvo de cachorra, comenta Claudia. “A los 6 meses empezamos con el entrenamiento para fortalecer su confianza y ha sido una transformación 360. Hoy Lupita es totalmente sociable con personas y con la mayoría de perros”.
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Dicen que un perro te cambia la vida, pero en el caso de Claudia y Sebastián ese cambio ha sido radical. A dos años de haber adoptado a quien ellos llaman ‘su hija’, hoy no solo conocen más gente, más parques y caminan más metros al día, además, esta pareja maneja toda una organización que busca multiplicar los casos como Lupita.
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La WUF cero
Adoptar a Lupita sensibilizó a Sebastián y Claudia al punto en que aceptaron involucrarse con WUF, una asociación no lucrativa que busca generar consciencia sobre la realidad de los perros abandonados en el Perú y que ofrece las herramientas necesarias para combatir el problema y hacer de la adopción la mejor alternativa.
Yoel Chlimper, quien trabaja con Claudia, tuvo la idea de crear WUF y al ver que Claudia estaba tan involucrada con la causa, la invitó a ser parte de su plan. Ellos invitaron a Sebastián y así empezó todo, hace más de un año.
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“Con Lupita se hizo más fuerte nuestro corazón animalista. Cada perro que vemos en la calle, pensamos ‘Ese pudo ser Lupita, pobre, no tiene la suerte de que se preocupen por él o ella’. De ahí nacen nuestras ganas de ayudar”, comenta Sebastián. “En Lima no puedes ignorar a los perros de la calle, pero tampoco puedes ayudar a todos. Entonces buscamos resolver el problema de raíz”.
“Todavía nos queda una labor social muy grande por hacer, pero hemos evolucionado demasiado”, dice Claudia. “Hemos trabajado mucho en construir una marca y en ayudar en la medida de lo posible, pero queremos que sea un movimiento no solo en Lima sino en el Perú y Latinoamérica. Queremos que ya no existan más perros en la calle y que ya no tengamos razón de ser”.
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¿Qué es WUF?
WUF es una asociación sin fines de lucro dedicada a la promoción de la adopción, el trabajo de concientización sobre la realidad de los perros en estado de abandono y la ejecución de proyectos que contribuyan a la construcción de un mundo mejor para todos los perros.
¿Qué es WUF?
Un Wuf es un perro rescatado del abandono o mal trato que ha sido rehabilitado. Cada uno de ellos es el resultado de historias distintas, lo que los hace únicos. Cada Wuf ha pasado por un proceso de recuperación social, además de haber recibido todas sus vacunas, haber sido desparasitados y esterilizados. Su estado de salud ha sido verificado con pruebas de sangre realizadas por SuizaVet. Finalmente, los Wufs son también perros muy alegres que reconocen con mucho cariño el gesto de quienes hayan hecho posible que tengan una vida digna.