Dentro de pocas horas la historia de amor que empezó hace seis meses entre una aeromoza alemana y un perro argentino verá el final feliz que tanto esperaba.
A inicios de este año, Olivia Sievers, una aeromoza de la aerolínea alemana Lufthansa que viaja constantemente a Argentina, conoció a un perro callejero en la puerta del hotel en Puerto Madero, donde suele alojarse con el resto de la tripulación.
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En su siguiente viaje a Argentina, curiosamente el perro regresó a la puerta del mismo hotel, como si supiera que Olivia estaba de paso por la ciudad. Pero lo más extraño de todo es que esta situación se repitió una y otra vez.
Conmovida por su nuevo amigo, a quien decidió llamar Rubio, Olivia empezó a establecer una relación más cercana con él. Lo empezó a alimentar con comida para perros y le compró una correa para llevarlo a pasear cada vez que podía durante sus cortas escalas. En su cuenta de Facebook cuenta que cada partida era desgarradora pues temía que algo le pasara por estar expuesto a los peligros de la calle.
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Fue así que decidió buscar a alguien que ayudara a Rubio cuando ella no estaba y contactó a la organización Mascotas Puerto Madero. Ellos le dieron un hogar temporal durante el duro invierno, mientras le buscaban una familia adoptiva, pero nada de esto funcionó pues Rubio se las arregló para escaparse y volver al mismo tapete en el ingreso del hotel.
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La osadía de Rubio le ganó un nuevo hogar, pues fue así que Olivia decidió que este perro gaucho se convertiría en la nueva mascota de su familia, en Alemania.
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Y hoy, después de varios meses de encuentros, despedidas, paseos, caricias y sorpresas, Rubio finalmente ha llegado a Alemania. Así lo detalla la misma Olivia en su cuenta de Facebook.
“Hola amigos, ya llegué a Alemania sano y salvo”, escribe Olivia en su muro como si se tratara de Rubio. “Estoy con mi papá humano en el auto que me lleva a reencontrarme con mi mamá que está enferma en casa”.
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Líneas abajo comenta que Frankfurt, a donde llegó Rubio, tiene un animalarium, un lugar donde los animales transportados son sacados de su caja transportadora y esperan afuera tranquilos, pasean y hacen sus necesidades. Además, son revisados por veterinarios para comprobar que estén bien de salud.
Rubio estuvo allí dos horas esperando a que todos los papeles están listos para que el pueda salir.
“Mamá Olivia, allá voy! Espérame! Gracias a todos por quererme tanto”, continúa el ‘post’ de Olivia.
En poquísimas horas Olivia y Rubio se reunirán, esta vez para siempre.
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En el Perú también existen muchos perros esperando a que una familia los adopte y los quieran bien. Para conocer a algunos de cerca, entra a wuf.pe/adopta y déjate llevar.