Francisco, Karen y Ricardo viven juntos desde el 2019, pero recién en 2020 se animaron a adoptar una mascota.
“Siempre quisimos tener un compañero canino, pero el tiempo de pandemia fue preciso porque nos daba la oportunidad de estar más tiempo con una mascota para que se acostumbre a su nuevo hogar”, cuenta Francisco Guerrero, uno de los padres de Hades.
Antes de encontrar a la familia que hoy lo acompaña día y noche, Hades vivía en un albergue, a donde llegó tras ser abandonado en una caja junto a sus 5 hermanitos.
Sus últimos años en el refugio canino los pasó junto a Ramona, su hermana, hasta que ella fue adoptada. Si bien él también encontró un hogar en 2017, al poco tiempo su familia adoptiva lo regresó al albergue. Todo cambió el día en que Francisco lo conoció...
“Nos enamoramos de todos los perros, pero los tres coincidimos en Hades. Al inicio, me pareció un poco desconfiado, pero cuando me dieron su correa hicimos clic. Y, en general, creo que él nos quiso a los tres desde un inicio”, recuerda Francisco.
Convivencia canina
Aunque dos de los padres de Hades son médicos, él tiene la suerte de que nadie lo deja solo durante el día, ya que Paola, su madre, hace home office. Además, al tener tres personas a su cargo, siempre hay alguien que lo acompaña en casa.
Pero él no es el único que se ha ‘sacado la lotería’. Su familia asegura que es un perrito muy educado.
“La primera vez que llegó, se sentía tan intimidado que no orinó en todo el día. Esa vez lo llevé al jardín del segundo piso y descubrió que ese iba a ser su baño. No orina en ningún otro sitio de la casa”, agrega Francisco.
Claro que el dividirse las responsabilidades de crianza entre los tres también ha sido todo un proceso... Cuando Hades recién llegó, ocurrió una anécdota muy particular.
“Antes de ir al hospital, le servía el desayuno; luego, Ricardo se despertaba, y también le dejaba comida; y, finalmente, Paola hacía lo mismo. ¡Comía 9 veces al día!”.
Después de unos días, los tres se dieron cuenta que Hades estaba comiendo de más. En ese momento, decidieron organizarse a través de un grupo de WhatsApp para coordinar su rutina.
“Ahora los tres nos hacemos cargo de su comida, agua y paseos, y dividimos las responsabilidades acorde a nuestros turnos”.
Una transición especial
Si bien hay algunos perritos de albergue a los que les cuesta adaptarse a un nuevo hogar, Hades jamás tuvo problemas en acostumbrarse.
Sus padres recuerdan que, la primera vez que lo mandaron al veterinario para que le den un baño, los tres lo fueron a visitar y lo encontraron disfrutando del agua. “Cuando le pasaban la ‘ducha teléfono’, levantaba su patita para que lo laven bien”.
Sin embargo, Francisco sí ha descubierto que su hijo de cuatro patas desconfía de algunas personas y no siempre se deja acariciar cuando alguien llega a casa.
“Solemos recibir visitas: a veces se acerca y se deja acariciar, y otras veces mira de manera desconfiada. Es como si supiera qué tan buena es una persona”.
A pesar de que lleva el nombre del dios griego de los muertos y el inframundo, Hades ha llegado a la vida de tres ‘roomates’ para hacer su convivencia aún más feliz (y nada oscura).
“Le pusimos Hades porque es un perrito negro y tiene presencia. Queríamos un nombre poderoso y mitológico a pesar de que él es todo lo contrario al dios griego: tierno, amoroso y muy buena onda”.
¡Adopta a una mascota y cambia una vida! Ingresa a www.wuf.pe y encuentra a tu Wuf. En el Perú, hay más de 4 millones de perros en busca de un hogar.