Tras la destitución de Fernando Lugo, los paraguayos tendrán como nuevo presidente al médico cardiólogo Federico Franco, quien ocupaba la vicepresidencia.
No estuve de acuerdo con el presidente Lugo en muchas de sus decisiones de gobierno porque fui electo, igual que él, el 20 de abril de 2008 para administrar al país pero él me ha ignorado, dijo Franco ayer antes de que las cámaras de diputados y de senadores resolvieran someter al mandatario a juicio político por el cargo de mal desempeño en sus funciones.
Franco, de 49 años, tiene la experiencia política de haber sido gobernador del departamento Central (área metropolitana) entre 2003 y 2008 por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), actual integrante de la alianza que apoya al gobierno de Lugo.
Doy un ejemplo de la indiferencia de Lugo hacia mi cargo: el sábado pasado me llamó por teléfono una señorita y me dice que debo ir al Palacio de gobierno porque habrá nuevo ministro del Interior. Fue designado Rubén Candia del opositor Partido Colorado en reemplazo de Carlos Filizzola y Lugo ni siquiera me consultó al respecto, se quejó en declaraciones recogidas por AP.
ANTECEDENTES La enemistad entre Lugo y Franco comenzó en 2007 durante la etapa preelectoral del año siguiente cuando en la asamblea de los liberales había dos propuestas: una, elaborada por Franco para que el partido presente su propio candidato a mandatario; y la otra, que un liberal acompañe a Lugo. Hubo votaciones y ganó la segunda proposición.
El vicepresidente se graduó de médico cirujano de la Universidad Nacional de Asunción en 1986 y posteriormente se dedicó a la cardiología. Paralelamente se dedicó a sus actividades políticas dentro del PLRA.
Franco ocupó la primera magistratura durante 215 días durante los 75 viajes al exterior realizados por Lugo.
Es laico y participa activamente en las actividades de la parroquia católica Medalla Milagrosa, cerca de la capital. Se mostró sorprendido cuando en abril de 2009, Lugo reconoció como suyo a un primer niño concebido con una adolescente cuando todavía era obispo. Aunque sea un asunto íntimo, un presidente debe tener buena conducta tanto en su vida privada como pública, opinó.
Está casado con la diputada Emilia Alfaro del PLRA y tienen cuatro hijos.