El tribunal a cargo del Caso Fefer concluyó ayer que a la empresaria de origen israelí Myriam Fefer no la mataron por accidente hace seis años, sino que hubo alevosía y hasta ventaja-para su homicida, Alejandro Trujillo Ospina- al atacar a su víctima.

“No solo no sustrajo artículos de valor de la habitación [de Fefer], salvo el celular, la laptop y dinero en efectivo, [sino que] lo más inverosímil es que afirme haber entrado sin forzar cerraduras”, leyó la relatora de la Segunda Sala Penal para Reos en Cárcel, a cargo de la vocal superior Aissa Mendoza.

Aquí la infografía sobre los indicios del caso

Al empezar la sesión, el tribunal aclaró a los presentes que el fallo se elaboró con pruebas iniciativas. Es decir, sobre testimonios de los atestados policiales, indicios e inferencias lógicas, ya que la investigación inicial del crimen fue deficiente.

Aquella precisión debió mellar la confianza de Eva Bracamonte y Liliana Castro, acusadas junto a Alejandro Trujillo Ospina, pues ambas derramaron lágrimas y se mostraron abatidas durante el resto de la cita.

“Alguien abrió ex profesamente los seguros de la casa [y] alguien de la casa evitó que la perrita Chiqui, que dormía en la habitación [de Myriam Fefer], detectara la presencia de un extraño”, alcanzó a leer la relatora de la sala, antes de que Eva sufriera una baja de presión y luego convulsionara en el piso.

La audiencia fue suspendida y reprogramada para el lunes antes los problemas de salud de la hija de Myriam Fefer.

Durante los seis años desde que se perpetró el crimen de Fefer se ha han tejido varias hipótesis de lo que ocurrió la madrugada del 15 de agosto del 2006 en la casa de Paul Harris, en San Isidro.

Varias de estas hipótesis ya han sido comprobadas en la investigación policial y fiscal y son la base de los argumentos que tiene el tribunal para dictar sentencia a los implicados.