El gobierno estadounidense ya estuvo al borde de la suspensión de pagos en 2011, pero nunca tan cerca como lo está ahora.

En realidad, Estados Unidos ya alcanzó en mayo el límite de deuda de 16,7 billones de dólares (12,3 billones de euros). Pero el Departamento del Tesoro puede retrasar la insolvencia de la primera economía del mundo hasta el 17 de octubre gracias a medidas extraordinarias.

Cuando se cumpla la medianoche local del miércoles (04:00 GMT del jueves), el Tesoro habrá agotado todas esas medidas extraordinarias. Si el Congreso no aprueba antes la elevación del techo de deuda, el gobierno de Barack Obama no podrá tomar prestado más dinero.

FALTARÍA DINERO Si se llega a ese punto, el jueves el gobierno contará aproximadamente con 30.000 millones de dólares en efectivo, una cantidad insuficiente para cumplir con sus obligaciones diarias, que pueden ascender a los 60.000 millones de dólares, advirtió el secretario del Tesoro, Jacob Lew.

Eso no significa que el país vaya a entrar inmediatamente en suspensión de pagos (default).

La insolvencia tendrá lugar el primer día en que el gobierno no pueda pagar una factura a tiempo. Según el think tank Bipartisan Policy Center, eso podría ocurrir entre el 22 de octubre y el 1 de noviembre. O incluso el mismo jueves 17, según el profesor Neil Buchanan, experto en el techo de deuda.

Los ingresos por impuestos seguirán fluyendo a las arcas del Estado, aunque no se sabe qué cantidad diaria, afirmó el Tesoro.

Según el Bipartisan Center, esos ingresos podrían ayudar a pagar los 12.000 millones de dólares que vencen el 23 de octubre en concepto de seguridad social para los pensionistas, los 6.000 millones de intereses de deuda que vencen el 31 de octubre y los 5.000 millones destinados a pagar los salarios de los funcionarios federales y los costes sanitarios de los más necesitados, a pagar entre ambas fechas.

LAS CUENTAS PREOCUPANTES El 1 de noviembre vencen en un sólo día 61.000 millones de dólares destinados al pago de las pensiones y la asistencia médica de los jubilados, del personal militar activo, los militares retirados y los beneficios de los veteranos, estima el think tank.

Con los impuestos entrando de forma esporádica, estoy seguro de que en algún momento entre esos días de trabajo el Tesoro no tendrá efectivo, afirmó Steve Bell, miembro del Bipartisan Center.

La perspectiva de un default ha hecho estremecerse tanto al sistema financiero nacional como al internacional. Además amenaza con socavar la reputación global de los bonos emitidos por la primera economía del mundo, considerados hasta ahora como un valor seguro.

VIENE LA VERDADERA CRISIS Los intereses de la deuda estadounidense ya subieron en los últimos días, en medio de la incertidumbre, y Obama ha advertido que un default agitaría los mercados de deuda, elevando las tasas de todo tipo de créditos, desde las hipotecas a los créditos estudiantiles o los empresariales.

El resultado podría ser una recesión global peor que la ocurrida en 2008, que pondría en peligro la frágil recuperación económica alcanzada desde entonces, advirtió Lew.

Según Buchanan, si los mercados europeos y asiáticos se despiertan el jueves sin un acuerdo en Estados Unidos, habrá reacciones, e incluso podría generarse cierto pánico.

Los expertos legales apuntan que Obama también podría ignorar la ley de 1917 que establece el techo de deuda y que no está anclada en la Constitución, y pedir poderes de emergencia para pedir prestado dinero bajo la décimo cuarta enmienda de la Constitución. Según ésta, adoptada en 1868, la validez de la deuda pública de Estados Unidos, autorizada por ley () no debe ser cuestionada.

El presidente rechazó la semana pasada esa opción, argumentando que sólo la controversia en torno a la autoridad del Tesoro para emitir deuda provocaría un inmenso daño en lo que se denomina fe y crédito de los Estados Unidos.