La inagotable presencia de Marilyn Monroe
Este primero de junio la diva de Hollywood, Marilyn Monroe, cumpliría 85 años. Su infancia y adolescencia estuvieron marcadas por la fatalidad. La fama, el dinero y los romances con deportistas y artistas no fueron suficientes para alejarla de la depresión y la soledad. Aquella mujer de labios carnosos cuyo nombre original fue Norma Jeane se convirtió en una rubia debilidad para sus miles de seguidores. “Con faldas y a lo loco” y “Como casarse con un millonario” son algunas de las películas que la inmortalizaron como el ícono de la sensualidad.
Ninguna de las historias interpretadas por Marilyn Monroe en el cine, ha podido superar la de su propia vida, la metamorfosis que dejó convertida a la candorosa Norma Jeane Baker en la platinada despampanante sex simbol de todos los tiempos la consumió lentamente, hasta fulminarla.
Nacida un 1 de junio de 1926, de madre con problemas psiquiátricos y de padre desconocido, la pequeña Norma Jeane, sólo pasó los primeros años de su vida al lado de su progenitora, quien al no poder controlar su aturdida mente, la puso al cuidado de varias familias sustitutas, como resultados de tanta inestabilidad, Norma Jean fue ultrajada dos veces antes de llegar a la adolescencia.
De Norma Jean a Marilyn Monroe
Ya a los 16 años, la vida la puso frente a una decisión difícil, ir a un orfanato o casarse. Norma Jean no era chica de encierros, así que el matrimonio le resultó una mejor salida. James Doherty, un joven policía de 21 años se convirtió en su primer marido en 1942, como muchas cosas en la vida de Norma Jeane, este matrimonio fue fugaz, al año siguiente tuvo que separarse de James, cuando este partió en un largo viaje a Australia.
Junto a James se fueron también las inhibiciones de la bomba sexy, dejó de lado su trabajo en una fábrica de municiones, para empezar a presentarse en audiciones como modelo y actriz. La ecuación de blonda cabellera y sensualidad desbordante, tomaron por asalto a la tierna Norma Jeane.
En esta época conoció a Ben Lyon, ejecutivo de la Twentieth Century Fox, quien la despojó del “Norma Jeane” y la bautizó como Marilyn Monroe. Con el cambio de nombre, también llegó un vuelco de vida, los estudios de filmación de la Twentieth se volvieron su hábitat, el ecran el pasaporte que le permitió viajar a través de las películas alrededor de todo el mundo, alimentando su fama, acrecentando al ícono y lapidando a Norma Jeane.
Escenas inmortales
De su filmografía sólo algunas películas logran el estatus de memorables, la Twentieth Century Fox, veía en ella a la pieza segura para rentabilizar sus inversiones con producciones sobre personajes que no hacían más que afianzar una imagen de niña-mujer, muestra de esto es que en 1950 interpreta a la amante de un abogado en “La jungla de asfalto”, y a una actriz de teatro en “Eva al desnudo”.
A pesar de sus nominaciones a los premios BAFTA por, “La tentación vive arriba” y al Globo de Oro por “Bus stop”, es innegable que Marilyn es la reina de un sinfín de escenas memorables, como su interpretación del número musical “Diamonds Are a Girl’s Best Friends” en Los caballeros las prefieren rubias (1953).
Estas performances siguen siendo emuladas, como supuestos homenajes por otras actrices, cantantes y demás aspirantes a estrellas, como Madonna que hizo su mejor intento en el vídeo de Material Girl en 1984.
Sus romances
La necesidad de ser protegida, puso a Marilyn en los brazos de dos hombres de tanta o más influencia que ella en el mundo de las artes y los deportes., En 1954 se casa con el beisbolista Joe DiMagio, para muchos de sus biógrafos el amor de su vida, su complemento perfecto para alejar a sus fantasmas de infancia.
Sin embargo los celos desmedidos de DiMagio, quien tenía que soportar ver a la Monroe en anuncios y publicaciones en actitudes sensuales, llevaron la relación al divorcio, poco tiempo después de casarse.
En 1956, la actriz fija su atención en el dramaturgo Arthur Miller. Ella logra cautivarlo y se casan de manera sobria. Ni las atenciones del escritor, ni el ser considerada una de las artistas más bellas, influyentes y mejor pagadas del Hollywood, la podían hacer escapar de ella misma.
En 1960, la mente de la estrella entra en un espiral del cual no lograría salir, ahogada en llanto, interrumpía constantemente las grabaciones de “Vidas rebeldes”, generando desencuentros con otro dios del cine, Clark Gable.
Ya no sólo era prisionera de la fama y la soledad sino que había dejado atrás su vieja costumbre de irse a la cama sólo con unas gotas de Chanel n°5, para irse acompañada de una botella de alcohol y unos cuantos barbitúricos. Al terminar la infructuosa filmación de esta película, Monroe y Miller, vuelven a Nueva York, para ponerle punto final a su matrimonio.
El ocaso de la estrella
Quizá Marilyn se dio cuenta que nunca volvería a ser Norma Jeane, quizá corría en sentido opuesto para no recordar que fue una niña abandonada en su pueblo de Los Ángeles, sea lo que haya pasado por su mente, el personaje era demasiado pesado, el sex simbol no moría con cada “corte” que decía el director al final de una escena. Ella cargaba con la caprichosa paradoja de ser la mujer más deseada del mundo y terminar siempre sola en su habitación.
El 5 de agosto de 1962, Norma Jeane decidió acabar con Marilyn Monroe, su más tortuoso personaje. En la escena un cuerpo, en una mano un frasco de barbitúricos y en la otra el auricular de un teléfono, la musa de Andy Warhol, la primera conejita de Playboy, la inventora de gestos y guiños que siguen siendo imitados hasta nuestros días, había muerto.
Tres días después de la muerte de Monroe, reaparece Joe DiMaggio. El rotundo silencio sobre las causas de la desaparición de su ex esposa ha sido el ingrediente justo para el final de esta triste historia y la prueba que da la razón a los biógrafos que sostienen que el beisbolista fue el único que amó a la mujer detrás del personaje.
(Dick Cáceres Navarro)
Fotos: Agencias
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