Culminan guía para construcción de viviendas térmicas en el país
La permanente relación con el estudio de energías renovables, así como las constantes visitas a comunidades ubicadas a más de 3.000 m.s.n.m. motivaron a un grupo de investigadores del Centro de Energías Renovables de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) a diseñar una tecnología para construir viviendas que puedan soportar las bajas temperaturas registradas en las zonas altoandinas del país. Si te interesa este tema desarrollado por Sandro Medina, sigue leyendo.
“En los próximos días presentaremos una publicación que resume nuestro proyecto, que servirá de guía para que se construyan viviendas –en comunidades localizadas entre 3.000 y 5.000 m.s.n.m.–, con tecnología confortablemente térmica”, refirió a El Comercio el director del mencionado instituto y director del proyecto, el ingeniero Rafael Espinoza.
ALTERNATIVA
Durante la puesta en marcha de este estudio –que fue financiado en gran medida por el Programa de Ciencia y Tecnología (Fincyt)– se identificaron las zonas por donde las casas perdían el calor: el techo, el suelo y las rendijas que dejaban las malas construcciones.
“Desde allí comenzamos a realizar simulaciones y luego correcciones, incluso en los meses de más frío. Así trabajamos en las mejoras del techo, donde empleamos la misma calamina metálica, más paja y planchas de fibrocemento”, detalló Espinoza.
En el caso del piso, se construyó una cama de piedra de 15 cm de altura y tablas de madera (2 cm), con 7 cm de distancia entre ambas. También se ubicó un invernadero adosado a las paredes de la cocina y la sala. En los techos se colocó un tragacalor translúcido.
Todos estos aportes tecnológicos han permitido que la casa, ya sea modificada o construida en su totalidad, obtenga temperaturas de entre 12 °C y 16 °C durante las noches, al aprovechar la radiación solar generada en el día. “Entonces podemos afirmar que es posible elevar la temperatura del aire en el interior de las viviendas rurales altoandinas desde condiciones muy adversas”, dijo Espinoza.
En una casa con esta tecnología se llega a elevar la temperatura a un promedio de 10 °C, “lo cual representa un dato importante para que funcionarios y autoridades regionales y locales lo analicen y hasta pongan en marcha un programa de vivienda para evitar las consecuencias fatales de la ola de frío, que solo se combate con campañas o donaciones paliativas, mas no con soluciones concretas como estas”, puntualizó el investigador.
LAS PRUEBAS EXTREMAS
Fueron dos comunidades donde se renovaron casas y se construyeron dos prototipos con la técnica desarrollada por la UNI: San Francisco de Raymina, a 3.700 m.s.n.m. en Ayacucho; y Vilcallamas Arriba, a 4.700 m.s.n.m. en Puno.
“Durante un año hicimos un diagnóstico térmico y ambiental, que incluyó mediciones de parámetros de temperatura, humedad relativa, radiación, velocidad del viento. También hicimos simulación por computadora”, explicó el ingeniero Rafael Espinoza.
Según el ingeniero Gonzalo Saavedra, miembro del equipo investigador, existen en el Perú 3’700.000 personas que habitan en 931.000 viviendas rurales de adobe. La mayoría está en Áncash, Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Huancavelica, Huánuco, Junín, La Libertad, Moquegua, Pasco, Puno y Tacna.
“Esta iniciativa apuntó a una solución y apeló al uso de la energía solar y la tecnología”, indicó el especialista.
EL DATO
Construir este tipo de vivienda cuesta S/.18.000, sin incluir los gastos por mano de obra ni de ingeniería. El proyecto se financió con S/.320.000 del Pprograma de Ciencia y Tecnología (Fincyt) y S/.40.000 de la UNI.