Siete amigas se conocieron en la adolescencia y se hicieron una promesa: jubilarse y envejecer juntas. Para ello, pensaron, lo mejor era construir una casa para que puedan vivir.
► Este departamento hará que desees vivir en un espacio de medidas mínimas
A 70 kilómetros de la ciudad china de Cantón, descubrieron una pequeña villa rural que se adaptaba a lo que querían. Recorrieron sus tranquilas calles y encontraron una casa de ladrillos que transformaron.
Ellas imaginaron aquel bloque de adobe burdo como una espectacular casa de cristal en la que compartir momentos juntas y jamás temer a la soledad. Era simplemente perfecta.
Con 700 m2, la casa blanca destaca sobre el prado gracias a la cápsula de vidrio de su fachada. El edificio tienes tres pisos. La primera planta cuenta con una sala de estar y una cocina rústica, donde pueden preparar sus mejores recetas mientras disfrutan de las vistas de los campos de arroz.
Una extensa mesa cruza el comedor, con sillas suficientes para albergar a toda la familia. En los niveles superiores, las habitaciones individuales conceden intimidad. Todas cuentan con un tatami y con cristaleras que les permiten conectarse siempre con la naturaleza.
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