ELKIN SOTELO Redacción DT

Detrás del teléfono se oye una voz apesadumbrada, cansada, “hecho m” como bien reconoce el propio Leao Butrón, quien atiende la llamada y saluda con la educación de siempre. Pero advierte que de momento solo tiene para decir un par de cosas.

¿Quién es Leao Butrón? Hasta hace poco una de las principales figuras del campeonato peruano, un arquero de selección y un referente del profesionalismo en esta disciplina. Hoy es un desempleado. Y si se quiere ser más crudo, un jugador potencialmente en retiro.

“No estoy en Lima, este fin de semana se lo dedicaré a mi familia, que es lo más importante, porque ha sido la principal afectada en este problema, y siento que debo estar a su lado en este momento”, dice Leao, a quien por la voz no se lo puede imaginar con una cerveza fría o un chilcano al lado; más bien con un café caliente, amargo sorbo por sorbo.

Cuando Sergio Markarián aceptó venir a dirigir al Perú, hizo dos llamados telefónicos desde Montevideo. El primero fue a Bremen, Alemania. El segundo fue a Surco, a la casa de los Butrón. Eso es lo que el golero significaba –y significa– en los planes del ‘Mago’. Vino la lesión a la muñeca y cuando el ‘1’ se sintió recuperado, Markarián dejó en Lima a otros porteros y llevó a la Copa América al experimentado atajador. “Le hace bien al grupo”, dijo el técnico en esa oportunidad.

EL FUTURO No es fácil hablar de lo que viene para él. En el concepto de los dirigentes, Butrón es un deportista correcto, pero un ‘levantapueblo’ debido a la influencia que tuvo en sus compañeros para ir al paro. En descargo, el mismo jugador fue el encargado de exigir públicamente a la Agremiación que actúe a favor de los santos con la misma fuerza con que impulsó la huelga.

“El lunes, cuando vuelva a Lima, veré lo que pasa conmigo. Si te atiendo, es porque nos conocemos, pero decidí que en estas horas mi cabeza estará concentrada en mis hijos y mi esposa. No sé lo que pasará conmigo, si tengo que conseguir equipo lo voy a hacer. Si nadie me quiere, ya veré. Si sigo en el fútbol, tampoco lo sé. He visto y vivido tantas cosas y mentiras en los últimos días que estoy confundido”, finaliza antes de despedirse y darle otro sorbo a su café.

Dentro de 48 horas, Leao cumplirá 35 años. Recibirá besos de su familia y el espaldarazo de los más cercanos. Él por dentro estará muy afectado, “hecho m” porque chocaron con la comida de sus hijos. Por los que él se la jugó ahora no están y mira cómo ahora Markarián encontró en Diego Penny a otro engreído para el arco peruano y cómo el torneo peruano se reanudó sin San Martín con total desparpajo, como si nada. Un viejo adagio del fútbol se está cumpliendo. “El arquero muere en su palo”.