Sporting Cristal y el reto de romper una mala racha que ha durado 15 años

La última alegría internacional de Sporting Cristal fue en el 2004. Para eso tuvo un técnico debutante, pero con oficio, y dos sobrevivientes de la mejor campaña celeste en toda su historia futbolística (el subcampeonato de la Copa Libertadores 1997). Con Wilmar Valencia como entrenador y con el instinto goleador de Luis Alberto Bonnet y Jorge Soto, el cuadro cervecero vivió hace quince años su última clasificación a octavos de final en un torneo internacional. Es un quinceañero sin fiesta que mañana podría terminarse si los cerveceros superan la llave ante Unión Española y pasan a la siguiente fase de la Copa Sudamericana.

Los rimenses clasificaron a la Libertadores del 2004 después de haber sido subcampeones en el Descentralizado 2003. Ese equipo, que después dirigió Edgardo Bauza, fue la base que en el 2005 ganó el título nacional bajo la dirección técnica de Chemo del Solar. En aquella Copa, los cerveceros fueron ubicados junto a Rosario Central de Argentina, Coritiba de Brasil y Olimpia. Un grupo durísimo, aunque los celestes sacaron adelante esa fase de grupos con mucha jerarquía hasta ubicarse en el primer lugar con 10 unidades.

Para llegar a esta meta, Sporting Cristal hizo lo que hoy tanto les cuesta a los clubes peruanos: se hizo fuerte de local. Ganó sus tres partidos en Lima y arrancó un empate en Rosario. Dentro de las imágenes imborrables de esa campaña, destaca sin duda la chalaca de Soto en el 4-1 ante los rosarinos. "Deberían cerrar el estadio y que se juegue lo que falta en otro", dijo en aquella jornada el narrador argentino Mariano Closs de Fox Sports.

-Campaña que entusiasmó-
La presencia de dos históricos como Jorge Soto y Luis Alberto Bonnet alentaba la ilusión de los hinchas rimenses. En esa campaña, además, hubo otras actuaciones decisivas: los jóvenes Alberto Rodríguez y Juan Cominges alcanzaron sus mejores versiones a pesar de sus 20 años. Norberto Araujo gobernaba en el mediocampo antes de su paso triunfal por el fútbol ecuatoriano. Aquel Sporting de la fase de grupos del 2004 recuperó el ADN ganador de los noventas. Revivir su campaña cada vez se hace más lejano.

Aquel sistema de Copa Libertadores agrupaba a los 16 clasificados a octavos y unía las llaves según los puntos obtenidos. Boca Juniors era el octavo en la tabla de los 16 y Cristal era el noveno. A pesar de que ambos fueron primeros en sus grupos, tuvieron que enfrentarse por el pase a cuartos.

Boca Juniors no solo era el campeón vigente del torneo sino que cerró su campaña del 2003 ganándole al Milan de Maldini, Pirlo, Gatusso y Shevchenko. Con esa base (Schiavi, Burdisso, Cagna, Battaglia, Barros Schelotto y Tevez) y con Carlos Bianchi en el banco, era el rival en octavos que nadie quería tener.

A pesar de ello, Sporting Cristal intentó competir sobre todo en el partido en Lima que acabó con victoria 3-2 para los xeneizes. En Buenos Aires, otra vez fue triunfo de los boquenses por 2-1 (el descuento lo hizo Robert Lima, rudo defensor uruguayo que no marcó la diferencia y que en el 2004 se fue al fútbol chino).

Boca avanzó hasta la gran final luego de dejar atrás al clásico rival River Plate. En la definición por el título ocurrió uno de esos sucesos sorpresivos que solo el fútbol puede explicar: con la décima parte de su presupuesto, Once Caldas de Colombia dejó sin bicampeonato a los xeneizes. No fue el primer campeón imprevisto, tampoco fue el último.

Desde aquella campaña, Sporting Cristal no ha logrado clasificar a octavos en ningún torneo internacional. Lo que puede ocurrir mañana en el estadio Alejandro Villanueva no es un partido de trámite. Es una inmejorable posibilidad deportiva de rebelarse ante una mala costumbre.