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El ministro de Economía y Finanzas, Alfredo Thorne, perdió este miércoles la confianza del Congreso y dimitió al cargo.
En los casi 11 meses al frente del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Thorne tuvo aciertos y desaciertos, según la opinión de tres especialistas que conversaron con El Comercio. Aquí el análisis sobre la gestión del economista.
CARLOS PARODI
Jefe del Departamento Académico de Economía en pregrado de la Universidad del Pacífico
Para hacer un balance hay que tomar en cuenta que Alfredo Thorne heredó un déficit fiscal mayor al 3% del PBI y una economía en desaceleración con un frente internacional no tan favorable. Además, se dieron dos choques exógenos no previstos: el Caso Lava Jato y El Niño costero.
En en ese contexto, el ministro Thorne planteó reactivar la inversión privada, que no crecía desde el 2014, pero no lo logró y las cifras se mantuvieron en rojo. Al término del primer trimestre, la inversión privada reportó una caída de 5,6%.
Otra de las llaves para acelerar el crecimiento económico apuntaba a dinamizar la inversión pública. El MEF proyectó a inicios de año un crecimiento de hasta un 15%, pero lo cierto es que la inversión pública cayó 9,9% entre enero y mayo de este año, según datos del BCR.
En los primeros meses del año, el crecimiento de la economía ha sido impulsado principalmente por la demanda de metales en los primeros. Los problemas políticos han pasado factura a nivel local y si se mantiene el conflicto entre el Legislativo y el Ejecutivo, es difícil que haya una recuperación de la inversión privada y de la economía porque la confianza es una cuestión fundamental.
A juzgar por los resultados económicos, la gestión de Alfredo Thorne no ha sido buena. Yo le pondría una nota de 11.
ROBERTO FLORES
Gerente de Estrategia y Estudios Económicos de Intéligo SAB
La nota que le pondría a Alfredo Thorne es 13. Lo aprobaría porque la base de su gestión ha sido mantener la política de libre mercado, priorizando el balance de las cuentas macroeconómicas y la sostenibilidad de las finanzas públicas.
No le pondría una nota más alta porque durante su gestión ha habido algunas idas y venidas que no contribuyeron a generar la certidumbre y predictibilidad que necesita el sector privado.
Por otro lado, la decisión de ajustar agresivamente el gasto fiscal hacia el último trimestre del 2016 fue un tanto desmedida. Nadie sabía que iba a venir El Niño costero; sin embargo, la demanda interna ya venía débil, por lo que no era propicio aplicar un ajuste tan significativo.
CARLOS CASAS
Profesor principal del Departamento Académico de Economía de la Universidad del Pacífico
Entre los aciertos que podemos enumerar sobre la gestión de Alfredo Thorne se encuentran las mejoras a la Ley de las Asociaciones Público-Privadas; el reemplazo del SNIP por Invierte.pe ya que contribuyó a recortar los tiempos; y desarrollar un régimen más amigable para las mypes.
Como contrapunto, creo que un error fue hacer un ajuste fiscal muy fuerte a finales del año pasado. También debió de haber un mayor impulso al gasto público en inversión con mayores recursos, aunque sea financiado con deuda.
La reforma tributaria ejecutada por el MEF ha sido incompleta. Se pudo hacer más para generar incentivos tributarios para aumentar la formalidad (que era el objetivo de la misma). El aumento de la tasa del Impuesto a la Renta dio una mala señal a los inversionistas y la anunciada reducción del IGV generaba miedos de deterioro de la situación fiscal. En general, se provocó mucho ruido lo que afectó expectativas.
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