(Foto: Difusión)
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Una nueva teora de la corrupcin circula por las columnas de opinin y las redes sociales: los culpables de que esta cundiera, tras la cada del fujimorismo, son los tecncratas, verdadero poder en la sombra de un pas de presidencias dbiles y partidos fantasmas. Pero la teora tiene una falla en su premisa fundamental: que los tecncratas han hecho y deshecho en los ltimos 16 aos con la silente aquiescencia de los polticos.

Veamos los dos casos de corrupcin revelados por el Departamento de Justicia de EE.UU. que involucran a Odebrecht.

Con respecto a la Interocenica entre el Per y Brasil, se tiene crecientes indicios de un soborno de US$11 millones al ex presidente Alejandro Toledo, quien, como mostr un reportaje de la Unidad de Investigacin de El Comercio, actu como facilitador de este proyecto ante el consejo directivo de Pro Inversin, asistiendo de manera inusual a sus sesiones.

Qu pas con la superpoderosa tecnocracia que se opuso a la Interocanica y sus maas? Siempre se especul que la renuncia de Luis Carranza al viceministerio de Hacienda en la gestin de Toledo se debi a la exoneracin del proyecto de las reglas del SNIP. Y otro tecncrata de dicho gobierno, el ex viceministro de Transportes Gustavo Guerra Garca, fue un ignorado detractor de la va.

El caso de la construccin del tramo 1 de la lnea 1 del metro de Lima es aun ms claro. Con la tecnocracia corroda por la reduccin de sueldos en el Estado decretada por Alan Garca, el APRA volvi a copar las entidades pblicas. Acaso el ex viceministro de Comunicaciones Jorge Cuba y sus cmplices califican dentro de la idea usual de un tecncrata? Y los nombramientos con tinte poltico llegaron incluso a las otrora islas de excelencia tcnica, como los reguladores de servicios pblicos.

Hay un error ms profundo en el argumento: creer que la tecnocracia es un bloque monoltico, que, bajo un avasallador proyecto pas compartido, dio amparo (por obra u omisin) a la corrupcin. Lo que vemos hoy es que la tecnocracia, al llegar a compromisos con los polticos, cedi espacios claves. Y tambin que, como prueban los roces entre tcnicos del humalismo y del PPKausismo, la tecnocracia est ms desunida e indefensa que nunca.

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