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Pop corn: una reflexión histórica y cultural sobre su consumo
Luis Fernando Alegría

¿Por qué la es más cara? A primera vista se podría pensar que, cuando una persona compra su entrada a una sala de , está bajo la influencia de un monopolio. Las dulcerías en el cine, la única opción para comprar comida, tiene a las personas ‘cautivas’ y, en teoría, podrían cobrar los que le plazcan.

Sin embargo, las son conscientes del hecho que los productos en las dulcerías del cine son más caros que afuera; y aun así eligen ir al cine y comprar en esas dulcerías. Entonces, ¿cómo funciona la estrategia de precios de los cines?

Una visita al cine tiene una tarifa en dos partes. Un cobro fijo, la entrada, y un cobro variable que depende de lo que el espectador quiera consumir en la sala. Las personas muy ‘sensibles’ a los altos precios de la comida en las dulcerías, optarán por no consumir o llevar sus propios snacks. En tanto, las personas menos ‘sensibles’ a los precios elevados estarán dispuestos a pagarlos; por ejemplo, cuando uno está en una cita.

Esta estrategia de apelar a la sensibilidad de los consumidores a los precios se complementa con cómo se determinan los precios de las entradas.

El precio de una entrada al cine depende de los costos de mantener y operar las salas (por ejemplo, limpieza, aire acondicionado, maquinarias) y, sobre todo, los derechos que se pagan al estudio productor de cada película.

Este último punto es un tema delicado, pues la repartición de los ingresos por taquilla no es equitativo en el tiempo entre el estudio y el cine. En promedio, se estima que en las primeras 4 o 5 semanas de proyección de una película, el estudio se lleva el 70% de la taquilla. Pasado ese lapso, el cine es quien se lleva la mayor parte; pero para ese momento el número de espectadores ha caído de manera importante.

Entonces, los precios de la comida en las dulcerías, en cierto modo, ‘subsidian’ los precios de las entradas. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Stanford, esta estrategia permite mantener precios de las entradas relativamente bajos. La razón es que, mientras los beneficios de la taquilla se comparten, las ganancias de las dulcerías son 100% para el cine.

En ese sentido, el estudio revela que subir los precios de las entradas sería perjudicial para los operadores de cine, pues desalientan las visitas de un grupo importante de personas; aquellas que encuentren buenas alternativas a los cines en Netflix, internet, televisión, entre otros.

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