James Valenzuela
James Valenzuela
Gonzalo Carranza

, gerente general de la fabricante de equipos de perforación para minería, solía pasar sus horas de niño descubriendo el mundo a través de las enciclopedias. Ser empresario fue el puente que le permitió conocerlo más allá del papel, cuenta. Desde Mónaco, habla sobre cómo se convirtió en uno de los 48 candidatos del mundo al premio Empresario del Año de la consultora EY.

—¿Cómo se dio cuenta de que en la cadena de valor estaba el éxito?
El sueño de la máquina lo tuve en la universidad. Obviamente estaba en los grados de mi niñez tecnológica cuando empecé la empresa. En los 90 fui aprendiendo, cayendo y aprendiendo y en el 2000 acometí por segunda vez –porque la primera fue fallida– la fabricación de estos equipos. Hasta el 2007 tuve mis años de adolescencia tecnológica y entonces conseguí mi primera máquina autopropulsada con motor diésel, y de ahí la evolución fue acelerándose. Nunca retrocedimos, siempre avanzamos. Hoy somos los terceros en el mundo.

—¿El hecho de que el Perú sea un país minero les sirve de credenciales en el exterior?
En el 2002 hice la primera máquina y ese año estaba con un pie afuera en Zambia. Lo demás vino porque una cosa jaló a otra. Empecé a ofrecer servicios mineros, la construcción de túneles, como resultado de que un cliente me pidió que lo hiciera cuando le vendí las primeras máquinas. De ahí una cosa llevó a la otra. Veo al mercado global como algo cercano. Eso me ayuda en mis negociaciones.

—¿Qué metas se trazan actualmente?
Queremos fabricar ‘scoops’ o cargadores de bajo perfil para minería subterránea. El Perú es uno de los 10 países mineros del mundo. Queremos no solo que produzca metales sino bienes de capital. Yo exporto bienes de capital, que era lo que no se hacía.

—Después de la caída de los precios de los metales, los analistas señalan que hay una recuperación del sector. ¿Qué opina?
Veo un buen panorama en los siguientes años, pero uno no siempre está seguro. Recién hace menos de dos años que hemos salido de una crisis profunda –no tanto como la del 2008– en lo que se refiere a precios de los metales. Pero ahora soy un poco más optimista.

—Compite con otros 47 empresarios. ¿Qué historias se lleva al Perú?
Puedo decir que dentro de los 48 hay historias increíbles. Veo empresarios héroes. No quiero subestimar lo que he hecho, pero veo experiencias muy notables de otros empresarios que lo han hecho en un contexto tan difícil como lo he hecho yo o quizás aun más. No puedo mencionar un nombre en particular. Todos merecen el reconocimiento.

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