“Plaza Mayor”, de Johann Moritz Rugendas. Ca. 1843. La Navidad en el siglo XIX  se festejaba en la plaza, con comilona y gran júbilo.
“Plaza Mayor”, de Johann Moritz Rugendas. Ca. 1843. La Navidad en el siglo XIX se festejaba en la plaza, con comilona y gran júbilo.

Tras la Independencia, hubo muy pocos cambios respecto a la mentalidad y las costumbres de los limeos, especialmente en las fiestas religiosas, con su previa noche buena y las mesitas de los ambulantes, que ofrecan diversas comidas y bebidas en la Plaza Mayor. A esto se sumaban las bandas de msicos, el repique de las campanas de las iglesias convocando a los devotos y las tertulias en las casas. As se sucedieron estas celebraciones, como la Navidad, al menos hasta la dcada de 1880.

El viajero suizo Jacobo von Tschudi, quien lleg a Lima en 1838, nos cuenta que la Nochebuena se festejaba con gran jbilo en la entonces polvorienta Plaza Mayor, que se mantena intacta desde que la dejaron los virreyes, repleta de gente que se diverta de diversas maneras. El tumulto creca hasta la medianoche, y los limeos gozaban del sorbete, del helado y de pasteles y observan los bailes de la gente de color, los que se efectan de la manera ms impertinente. Nunca he visto la zamacueca estrenada en toda su expresin bestial como en la Nochebuena delante de la Catedral y del Palacio Arzobispal, apunt Tschudi.

A medianoche sonaban las campanas, y el gento se diriga a escuchar la Misa de Gallo. Los templos se esmeraban en la iluminacin y el servicio se celebraba con la mayor pompa posible hasta la una de la madrugada, cuando se reiniciaba el jolgorio en la Plaza Mayor. Entonces era el momento, como sealaba Hernn Velarde, de los chicharrones, los tamales, las humitas, los camarones, el cau-cau, el escabeche, los frejoles con dulce, los picarones, el champs, el pisco y la chicha, entre un mar de sabores, en las mesitas que atendan los ambulantes. Solo alrededor de las tres o cuatro de la madrugada la plaza se iba despejando, y los limeos se retiraban a sus casas a buscar descanso, exhaustos de la comilona y la juerga.

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Otra de las atracciones en Navidad era la exhibicin de nacimientos o belenes. El ms famoso era el que preparaban los padres betlemitas en su convento, fuera de la muralla, cerca de la Puerta de Barbones. Se cuenta que tanto el Nio Jess como la Virgen Mara y San Jos podan moverse gracias a un curioso mecanismo de articulacin. Los limeos acudan en romera a este pesebre para disfrutar del espectculo. Cuenta Ricardo Palma que en las casas grandes se invitaba a los amigos y relacionados para ver el nacimiento y haba baile, cena y diversin de lujo. Estas visitas se realizaban desde las siete hasta las once de la noche. El ms visitado era el que preparaba Juana Oyarzabal, cuyo nacimiento ocupaba toda una habitacin de su quinta.

Siguiendo una costumbre de los antiguos virreyes, un da antes de Navidad, el presidente de turno, acompaado con algunos miembros de su gabinete, inspeccionaba las crceles para supervisar la situacin de los presos y de las instalaciones. Estas visitas no servan de mucho, la mayora de presidentes del siglo XIX conocan muy bien las crceles por alguna estancia previa. Lo que s poda otorgarse era algn indulto.

Hubo solo ligeros cambios a lo largo del siglo, acaso con el advenimiento de la primera modernizacin que se inici a partir de 1850, en parte debida a los efectos de la venta del guano. La iluminacin de la plaza y la decoracin de los templos fueron con alumbrado a gas y la colonia china introdujo los fuegos artificiales en las celebraciones de la Nochebuena. El nacimiento de los betlemitas desapareci cuando su convento y hospital fueron convertidos en cuartel militar. Luego, con la demolicin de las murallas, en la dcada de 1870, parte de los festejos se trasladaron al recin inaugurado Parque de la Exposicin, donde tambin se instalaban los ambulantes con sus mesitas rebosantes de comidas y bebidas. La poblacin tambin haba aumentado, casi se haba duplicado respecto a los 50 mil limeos que encontr Tschudi en 1838, en parte debido a la llegada de algunas colonias de extranjeros, que se sumaron a los festejos sin alterar mucho la tradicin, salvo por la introduccin de vinos y platos europeos.

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Como sabemos, la hora ms aciaga que vivi la capital fue durante la ocupacin extranjera, entre 1881 y 1883. All se suspendieron los festejos callejeros. Solo quedaron la Misa de Gallo y la celebracin ntima, familiar. El final de la guerra tampoco alter mucho la situacin, pues el pas entero qued postrado, arruinado, y todos haban perdido familiares y amigos durante la contienda. Lo peor era la derrota moral.

A partir de 1890 se inici lentamente la recuperacin. No solo fue remontando la economa gracias a la exportacin de materias primas, sino que los artculos y las ideas que generaba la Revolucin Industrial llegaron al pas. Y la Navidad tambin fue cambiando, como hasta hoy. De haber sido una fiesta religiosa desde el siglo XVI, con la llegada del cristianismo, se torn ms comercial. Pap Noel sustituy a los Reyes Magos, vino el rbol de Navidad, se empez a consumir el panetn y las tiendas del Centro de Lima, surtidas de artculos importados, ofrecan una variedad nunca antes vista de juguetes y regalos. Adems, la remodelacin de la Plaza Mayor, emprendida por el alcalde Federico Elguera, convertida ahora en un espacio ms cvico y serio, desterr por siempre a los antiguos vivanderos.

Este cambio de sensibilidad fue rpidamente advertido por la opinin pblica. Un articulista de El Comercio, en la edicin del viernes 27 de diciembre de 1907, comentaba: Seguramente no recordarn los limeos una Navidad ms triste que la que acaba de pasar. Ha sido el de esta pascua un da como todos, menos alegre, quiz, que muchos das del ao, que no encierran el hermoso smbolo de ese, ni tienen para los hombres la alta significacin de aquel que conmemora el advenimiento al mundo del Salvador de la Humanidad Este cambio en nuestras costumbres, parece entraar una especie de evolucin hacia un ideal menos religioso y ms pragmtico de nuestra vida ciudadana.

Danza de las pallas

Un grupo de bellas mujeres tocadas con sombreros o coronas de flores, embutidas en vestidos de raso multicolor, cinturones anchos y mantillas de seda cantan y bailan al son de las arpas y violines para celebrar la llegada al mundo del nio Jess.

La danza de las pallas es un baile ritual femenino, cuyo origen se remonta a la poca del incanato y que hasta el da de hoy se sigue interpretando en diversas fiestas patronales a lo largo de la sierra y la costa del Per. Aunque segn los cronistas Guamn Poma de Ayala y el Inca Garcilaso de la Vega pallas es un vocablo quechua que significa princesa casada, en la poca incaica las pallas eran ms bien doncellas de la nobleza, quienes se consagraban a la adoracin del dios Inti y se dedicaban al servicio del Inca. Con el paso del tiempo, en las fechas importantes se empezaron a escenificar bailes donde se representaba a las pallas reverenciando al dios y al gobernante.

Posteriormente, con la conquista espaola y la consecuente evangelizacin, esta costumbre atraves un proceso de sincretismo con el culto catlico. De este modo, la danza cada vez ms elaborada y delimitada se continu practicando, pero la figura del Inti fue reemplazada por las de los santos, la Virgen y Jesucristo; y se incluyeron escenificaciones de la vida en el incario. As, cada ao durante el Virreinato y a lo largo de la era republicana, los pobladores de distintas regiones del pas danzaban para venerar a sus santos patrones e invocar su proteccin divina. La Virgen del Carmen en Chincha, San Lorenzo en ncash, la Virgen Inmaculada en Gogor, Santa Rosa de Lima en Angasmarca y, por supuesto, el nio Jess en los poblados ms tradicionales del territorio peruano son solo algunos de los honrados por las pallas hasta la actualidad.

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