El 10% de peruanos dice estar "algo preparado" para un temblor
El 10% de peruanos dice estar "algo preparado" para un temblor
Redacción EC

PAMELA SANDOVAL DEL ÁGUILA / 

Que apenas 50 de 2.500 vecinos participaran en el más reciente organizado por la Municipalidad de Lima, en el asentamiento Santa Rosa de Llanavilla (Villa El Salvador), dice mucho sobre qué tanto importa insistir y prepararse para este tipo de desastres.

Este desinterés o escaso entusiasmo concuerda con los resultados de una encuesta realizada por Ipsos Perú para El Comercio, en la que apenas el 10% de peruanos dice estar “algo preparado” para afrontar un sismo. A falta de entrenamiento, los encuestados admiten que la preocupación (26%), el miedo (23%) y el pánico (13%) los dominarían ni bien las casas tiemblen y los vidrios crujan debido al remezón.

Pese a lo desalentador de estas cifras, especialistas en Defensa Civil y prevención de desastres dijeron estar más preocupados por las consecuencias del miedo en la conducta de las personas. Miedo que, por ejemplo, hace más probable que la gente salga corriendo en estampida ni bien comience un sismo, en lugar de ordenarse para ganar la calle sin sobresaltos.

“Dependiendo del suelo y la intensidad del sismo, una vivienda construida con columnas te permite unos cinco minutos de tiempo para evacuar sin correr”, observa el sismólogo Julio Kuroiwa.

Según un estudio de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), publicado en el 2013, Chorrillos, La Molina, Cercado de Lima, Villa El Salvador, Comas, Puente Piedra, Breña, Ventanilla y San Juan de Lurigancho serían las zonas más vulnerables de la capital.

Para José Sato, presidente del Centro de Estudios y Prevención de Desastres (Predes), que el 64% de peruanos piense que sus casas no soportarían un terremoto como el que sacudió hace poco Chile parece una aceptación tácita de la informalidad del sector inmobiliario.

“Este temor coincide con lo que sabemos sobre cómo se ha estado construyendo en el país. El 70% [de las viviendas] ha sido levantada en la informalidad y sin la asistencia de ingenieros o arquitectos que garanticen su estabilidad”, afirma.

OMISIONES PERMANENTES

Otro aspecto que preocupa en la conducta de los encuestados es la falta de previsiones para equipar las casas con mochilas de emergencia.

Aunque el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) ha insistido en la importancia de contar con un botiquín, alimentos no perecibles (atún y botellas de agua) y medicinas de primera necesidad (alcohol y antibióticos) en cualquier bolso o maletín, en la práctica son pocos quienes lo han implementado.

Zenón Aguilar, del Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (Cismid), considera que urge explicarle a la población que la mochila no es una cuestión de moda ni una medida alarmista, sino un ítem básico para cuando la necesidad apremie.

“Miremos qué pasó con Chile, qué tan difícil fue conseguir agua y comida luego del desastre”, reflexiona.

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