Isaac León Frías, el hombre que veía demasiado. (Fotos: Nancy Chappell/ El Comercio)
Isaac León Frías, el hombre que veía demasiado. (Fotos: Nancy Chappell/ El Comercio)
Enrique Planas

Son los años en que fue particularmente feliz. El tiempo en que empezó a ver cine en aquella nada glamorosa sala La Punta, típico cine de barrio del balneario de su infancia. Recuerda bien la primera película de su vida: el wéstern “Tambores apaches” (1951), dirigido por el director argentino Hugo Fregonese y producido por Val Lewton, especialista en películas de terror de la Universal, las más interesantes entonces. Y en ese wéstern inicial, hoy el crítico encuentra algo de ese terror basado en la alusión, la sugerencia, los gritos fuera del campo visual. Esos indios que salían de sus cuevas para asesinar a colonos blancos aún le sobrecogen.

20 años de estrenos de cine en el Perú (1950-1969). Hegemonía de Hollywood y diversidad”, es su último libro. Una publicación de 260 páginas impresas y otras 1.500 digitales que dan cuenta de los más de 10 mil estrenos proyectados en esas dos décadas. Filmes que Isaac León vio en las matinales de los fines de semana y luego, en las funciones de vermouth y noche, explorando otros cines del Callao y del Centro de Lima, entonces los más elegantes. Así, el crítico toma la posta de la investigadora Violeta Núñez (que recopiló la cartelera peruana hasta fines de la década del 40), y da cuenta de aquellos filmes que definieron la memoria y sensibilidad de la posguerra y que construyeron, en la renovación de su lenguaje cinematográfico, nuestra idea de modernidad.

— ¿Para el no iniciado, un libro sobre la cartelera peruana de los años 50 y 60 puede resultar un árido trabajo de archivo. ¿Qué sorpresas nos ofrece una investigación como esta?
Hay una motivación personal: hago un recuento del cine que vi (y se veía) en esos años. En ese sentido, es un libro autobiográfico, aunque no desarrolle en este estudio mi visión personal. Pero doy cuenta de esa cinefilia que se fue formando, de a pocos, a lo largo de ambas décadas. Hay una segunda razón: en el panorama de la exhibición en el Perú, esta época es muy interesante. Como nunca, hubo una variedad y una riqueza excepcional en la cartelera que después se fue perdiendo. Además de la producción norteamericana, la cartelera peruana estaba al día con lo que se producía en otras partes del mundo. Es una época de expansión del fenómeno cinematográfico.

— ¿Esa diversidad tiene que ver con una retracción del cine estadounidense?
Sí en los años 60, pues son los años de crisis en el cine de Hollywood. Lo cierto es que ya de mediados de los años treinta, el cine mexicano había ganado un espacio y llegaba regularmente. La habilidad comercial de las empresas estadounidenses muy rápido se dio cuenta de la posibilidad de Cantinflas, por ejemplo, distribuido por la Columbia. Poco a poco estas empresas se convierten en plataformas para películas europeas. Incluso de cine de autor. Godard, Truffaut, Fellini, Buñuel, Bergman. Había un interesante nicho de público. Luego de la guerra, las industrias de cine europeo se van recomponiendo y logran consolidar estrellas propias, algo que con los años se ha perdido. Hoy no hay nadie, en los últimos 30 años de cine italiano, comparable a Sofía Loren, y en el francés a Brigitte Bardot, por ejemplo. Eran figuras de exportación, que convocaban al público. Había entonces compañías distribuidoras y salas de cine especializadas en películas británicas, francesas, italianas, españolas. Y eso surtía bien la cartelera. Se fue configurando así un panorama muy interesante.

— ¿Antes se veían más películas en las salas locales?
En estos años ni la cuarta parte de lo que se veía entonces. Entonces se veían 500 películas al año, ahora no pasan de 200.

En su más reciente libro, el crítico Isaac León repasa 10 mil películas proyectadas en el Perú a mitad del siglo XX. Filmes que definieron la memoria de la posguerra y nuestra idea de modernidad. (Foto: Nancy Chappell/ El Comercio)
En su más reciente libro, el crítico Isaac León repasa 10 mil películas proyectadas en el Perú a mitad del siglo XX. Filmes que definieron la memoria de la posguerra y nuestra idea de modernidad. (Foto: Nancy Chappell/ El Comercio)

— ¿Como ves las contradicciones del Hollywood de los 50, muy fértil en su producción pero atravesado por el código Hays y el macartismo?
Es una de las cosas más interesantes. Por allí, otros cines fueron ganando espacios. Uno de ellos, el erotismo. Hasta los años 40, casi en todas partes, el cine era muy conservador. En la década siguiente, con la modernización posbélica y el crecimiento económico, y una cierta liberalización de las costumbres, en Europa comienza a haber una mayor liberalidad en las conductas y en la forma en que pueden mostrarse los cuerpos. Mientras Estados Unidos vive la ola conservadora, otros cines aportan una oferta de sensualidad y de humor, como el de la tan popular comedia italiana. Son focos alternativos de interés que ofrecen lo que el cine americano no daba.

— Planteas la muerte de Marilyn Monroe como el inicio de la crisis del cine estadounidense en los años 60. ¿Por qué?
Marilyn es la última gran estrella del cine norteamericano. Su muerte marca el fin de las grandes figuras. No estamos hablando de talla interpretativa. Pero no hay una sola actriz estadounidense posterior que pueda competir con su talla mítica. Eso da cuenta del decaimiento del cine norteamericano que, a comienzos de los años 60, ve morir a sus grandes estrellas como Clark Gable y Gary Cooper o que asiste al retiro y envejecimiento de otras como James Stewart, John Wayne o Cary Grant. Las películas de Hollywood van perdiendo su atracción, incluso se dan grandes fracasos. Es la época de la crisis y el desmantelamiento de los grandes estudios que se superará luego en los 70.

— En los años 60 se da también la pérdida de la ingenuidad en gran parte del público...
Es verdad. Tanto así que esa década en EE.UU. termina con los movimientos de la contracultura, además de Mayo del 68 y las radicalizaciones políticas. Se vive un mayor escepticismo. Además de la merma producida por la aparición de la televisión.

— ¿Dónde está hoy el mejor cine? ¿En la gran pantalla o en Netflix?
En Netflix, sin duda. Te diría que en cualquier pantalla menos en la de los cines. Hoy vivimos un panorama bochornoso. Tanto así, que viendo la cartelera, reparaba en que la película peruana “Rosa Chumbe” era la única opción dramática, seria. Lo demás era “La mujer maravilla”, “La momia” y “Cars 3”. Es una cartelera limitada a unos pocos títulos, películas hechas para no incomodar ni darle el menor estímulo intelectual al espectador. Y es lamentable. Tenemos cada vez más pantallas y menos oferta. Vivimos la etapa del capitalismo avanzado, monopólico, en que las grandes corporaciones se han adueñado del mercado. No hay lugar para la diversidad.

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