Con la blanquirroja al hombro, Indran Amirthanayagam afirma tener un fuerte vínculo con nuestro país. (Foto: Alessandro Currarino)
Con la blanquirroja al hombro, Indran Amirthanayagam afirma tener un fuerte vínculo con nuestro país. (Foto: Alessandro Currarino)

Una cancha de fútbol siempre es territorio de acontecimientos improbables. Y aunque el VAR haya nacido para desenmascarar a algunos, jamás podrá contra absolutamente todos. Por ejemplo, contra el hecho de que un poeta de Sri Lanka se convierta en aficionado de un delantero peruano. Insólita ecuación cuyas partes tienen nombre y apellido: el primero es Indran Amirthanayagam y el segundo, de identificación más pronunciable y familiar, es Paolo Guerrero.


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El resultado de esa extraña relación es uno de los libros más inesperados que se podrán encontrar en la 2019: “Paolo 9”, poemario publicado por la editorial Manofalsa que adapta al verso la odisea que padeció el futbolista peruano antes del Mundial Rusia 2018, mientras disputaba el complicadísimo partido con el que debía demostrar su inocencia frente a una sanción por dopaje.

“Yo seguí a la selección peruana en las eliminatorias y noté cómo mejoró su juego y cómo eso transformó las emociones de los hinchas”, cuenta Indran (Colombo, 1960), vate y diplomático esrilanqués-estadounidense que vivió en el Perú entre el 2009 y 2013 (trabajando como miembro del servicio diplomático de Estados Unidos), y que posteriormente ha mantenido una estrecha relación con nuestro país, pese a la distancia. “El repechaje ya era un acontecimiento increíble, pero de repente llegó la prueba antidoping contra Guerrero. Eso fue para mí un cuchillo en el espíritu”, asegura.

Con más convicción que varios peruanos de nacimiento, Indran afirma creer a ojos cerrados en la versión del jugador: aquella de una taza contaminada que provocó el resultado positivo en la prueba. “En un momento a mí me pareció creíble que Paolo hubiese tomado un té con hoja de coca, ese té tradicional que yo también tomaba cuando estaba en el Perú. Un hombre acusado de consumir cocaína solo por haber tomado una bebida nacional”, afirma el poeta. Una fe que tiene algo de mística y de chamanería, pero que adquiere mayor sentido en su patriotismo por apropiación. “Además de un poemario sobre la lucha de Guerrero, ‘Paolo 9’ es un elogio a todo el Perú, al país de la costa, de la sierra, de la selva”, añade.

La sanción por dopaje contra Paolo Guerrero fue el principal disparador para que Amirthanayagam escriba su libro. (Reuters)
La sanción por dopaje contra Paolo Guerrero fue el principal disparador para que Amirthanayagam escriba su libro. (Reuters)

Conviene precisar aquí que Indran no es un advenedizo en los deportes. Por cercanía geográfica y cultural, fue primero devoto del cricket, llegando incluso a ser capitán del equipo en el que jugaba. El fútbol, en cambio, fue un gusto adquirido después, durante su infancia y juventud en Inglaterra. “Paolo 9”, además, tampoco es su primer libro sobre fútbol. Hace unos años, inspirado en el Mundial de Sudáfrica del 2010, publicó “La pelota del pulpo”, en referencia al octópodo Paul, el de los memes y las profecías.

“El fútbol me abrió la imaginación. Siempre me interesó lo que ocurre alrededor del juego, en la casa, en la calle, en los bares. Para mí el fútbol puede ser un reemplazo de la guerra. De hecho, yo empecé a escribir mis poemas futboleros, más livianos y juguetones, como un antídoto a los poemas pesados que siempre he escrito sobre la guerra esrilanqués o ‘guerra incivil’, como yo la denomino”, cuenta Indran, ya poniéndose serio. Y “Uncivil War”, justamente, es el título de uno de sus poemarios. Porque de guerras el poeta también sabe mucho.

OLVIDAR UN IDIOMA
“Nací en Ceilán, un país que ya no existe: ahora es Sri Lanka. Y soy tamil, es decir, miembro de un grupo étnico minoritario. Y además soy católico. O sea, parte de una minoría dentro de otra minoría”, afirma Indran Amirthanayagam para explicar su condición. Quizá le faltó añadir poeta, para hacer su identidad aun más insular.

El punto es que el padre de Indran fue uno de los sobrevivientes al infame pogromo contra la población tamil en Ceilán, en 1958, dos años antes de que él naciera. Y esa misma hostilidad fue la que llevó a su familia a abandonar el país cuando apenas era un niño. Se trasladaron primero a Inglaterra y luego a Estados Unidos. Allí él estudió Literatura y luego hizo una carrera diplomática que, hasta la actualidad, lo ha conducido, morral ligero al hombro, por diferentes países del mundo.

La guerra civil en Sri Lanka, que se extendió por décadas, es uno de los grandes temas en la obra del poeta.
La guerra civil en Sri Lanka, que se extendió por décadas, es uno de los grandes temas en la obra del poeta.

Producto de esa mixtura de culturas es que escribe en inglés, español, francés, portugués y criollo haitiano. Sin embargo, afirma que el idioma tamil, su lengua materna, lo ha perdido por completo. ¿Cómo se olvida un idioma?, le preguntamos. “Imagínate la inseguridad que sentía cuando entré a la carrera diplomática –responde–. Tenía la necesidad de aprender idiomas para poder trabajar y vivir en países extranjeros. Hasta los ocho años hablaba tamil en mi casa y tomaba todos mis cursos en esa lengua. Pero una vez que llegué a Londres, no la usé más. Creo que es algo psicológico, algo así como un trauma. Hoy me siento avergonzado por eso. Hace unos años, incluso, me pasó algo curioso: por mi carrera diplomática me enviaron a Madrás [India], donde se habla tamil. Y allá todo el mundo pensaba que yo podría hablar con ellos, por mi nombre y por mis facciones. Pero yo no podía. Ese año me sumí en una soledad muy difícil”.

De los 16 poemarios que ha publicado, la mitad los ha escrito en español. “Debo confesar que el inglés es un idioma con el que puedo escribir con más pirotecnia –dice–. Pero alguna vez el mexicano Carlos Monsiváis me dijo que mi poesía en español era como una voz baja, como un susurro en el oído”. Indran cuenta que llegó al español por los poetas latinoamericanos del siglo XX: Neruda, Borges, José Emilio Pacheco. Y del Perú también guarda una deuda grande hacia Blanca Varela, Antonio Cisneros o Arturo Corcuera.

Podría decirse que la historia de Indran es una historia de divagaciones entre ciudades y lenguas intercambiables. Una idea que se condensa bien en el otro libro que también presentará en la FIL, “En busca de posada”. “Un libro de migración –lo describe él–. Porque en el fondo me he dado cuenta de que escribo en el idioma de mis anfitriones. Siempre he sido un huésped, un invitado”. Y a los invitados, nos enseñaron en casa, siempre hay que abrirles la puerta.

Indran Amirthanayagam lee el poema "Lectura: hojas de té"

Presentación del poemario "Paolo 9"
​Viernes 19 de julio, 2 p.m.
Auditorio Abrahan Valdelomar de la Feria del Libro de Lima (Parque de los Próceres. Av. Salaverry cdra. 17, Jesús María).

Presentación del poemario "En busca de posada"
​Sábado 20 de julio, 2 p.m.
Auditorio César Vallejo de la Feria del Libro de Lima (Parque de los Próceres. Av. Salaverry cdra. 17, Jesús María).

"Paolo 9" y "En busca de posada", los poemarios más recientes de Indran Amirthanayagam.
"Paolo 9" y "En busca de posada", los poemarios más recientes de Indran Amirthanayagam.

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