MDN
México
Redacción EC

¿Cómo ir a trabajar a la oficina sin un traje que ponerse? ¿Dónde estudiarán los niños si su biblioteca-museo se derrumbó? Estas y otras muchas preguntas siguen atormentando a los mexicanos tras el terremoto.

Un mes después del devastador sismo que sacudió a Ciudad de México, muchas personas que lo perdieron todo siguen batallando para reconstruir sus vidas, mientras el gobierno intenta elaborar un censo de damnificados de este sismo de 7,1 grados que ha dejado 369 muertos.

— Faldas y corbatas para seguir adelante —

En pleno corazón del barrio Roma, una de las zonas más afectadas, un grupo de amigas convirtió una galería de arte en la "Boutique Con Causa", repleta de trajes, vestidos y hasta accesorios en perfecto estado para las miles de personas que en el terremoto perdieron todo salvo su trabajo... pero sin un solo cambio de ropa para presentarse.

Eduardo Domínguez, de 31 años, intenta decidir entre un saco a cuadros que le queda un poco justo de mangas u otro azul al que tendría que cortarle el largo. Apenas puede hablar.

"Es una situación muy incómoda, desesperante", comenta este empleado de una librería médica, quien se declara irremediablemente "triste y decaído" desde que su departamento fue cerrado por orden de las autoridades ante el peligro de derrumbe.

"Boutique Con Causa" atiende un promedio de 20 damnificados por día, a los que "les da mucha pena venir, pero salen con una sonrisa", comenta Jeni Tapia, una de las voluntarias del lugar.

— Libros heridos —

La calle Amsterdam del vecino barrio Condesa fue una de las más fracturadas por el sismo, con el derrumbe de un edificio de 21 departamentos donde vivían numerosos intelectuales y artistas.

Cerca de ahí, una casa colonial que desde hace años ha servido de albergue para poetas y periodistas perseguidos o exiliados se improvisó como refugio para más de 2.000 libros rescatados de aquel edificio.

"Estuvieron mucho tiempo bajo la lluvia, entre las piedras, les salieron hongos, están muy dañados", comenta a la AFP Marlene Fautsch, de la secretaría de Cultura de Ciudad de México.

"Lo que hacemos es diagnosticarlos, curarlos y queremos devolverlos a los dueños", asegura.

Entre esas páginas quedaron archivados íntimos vestigios de las víctimas, muchas de ellas muertas o aún convalecientes en hospitales: Cartas de amor, ensayos fotográficos, recetas de cocina, dibujos hechos por niños que retratan una familia feliz, y hasta pergaminos egipcios.

"Es como una arqueología de todas las vidas que estaban ahí", describe Fautsch.

En el cuarto en el que hace años se refugió el escritor británico-iraní Salman Rushdie, se apilan las columnas de libros heridos.

A un costado, dos bibliotecónomos de la Universidad Nacional Autónoma de México, portando batas blancas, guantes y tapabocas, limpian escrupulosamente las "Obras completas" de Jorge Luis Borges o recetarios de cocina.

Varios dueños de los libros han quedado "muy conmovidos" al saber que sus tesoros sobrevivirán a la hecatombe, dice Carlos Ramírez, uno de los bibliotecónomos.

— Museo bajo escombros —

En los humildes barrios de Xochimilco, del sur de la capital, una zona catalogada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad por sus canales acuáticos bordeados de floreadas chinampas, Jaime Tirso Pérez sigue velando -noche y día- los escombros de su "Casa de Cultura Atlapulco", a la que numerosos niños acudían para hacer tareas y cultivarse.

Con la ayuda de su esposa, este profesor jubilado de 72 años recogió en este recinto más de 3.000 libros, figurillas prehispánicas, fotografías históricas y numerosos documentos sobre esta zona.

Pero el sismo derrumbó esta casa de más de 200 años, dejando sus reliquias expuestas a la lluvia, el polvo y los ladrones.

"A ver qué se puede rescatar con ayuda del pueblo, pero no contamos con suficiente herramienta como para quitar el techo", dice Pérez, conocido como "El Profe" en todo el barrio.

Fuente: AFP

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