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Agencia EFE

El fiscal de distrito del condado texano de Nueces (), el hispano Mark Gonzalez, que también está en las bases de datos de pandilleros de la policía por su pertenencia a un grupo de moteros, rompe estereotipos con el tatuaje de "no culpable" grabado en el pecho y un origen muy humilde.

El fiscal nacido hace 38 años en Agua Dulce, un pequeño pueblo texano cerca de la ciudad costera de Corpus Christi, tiene un cargo generalmente ocupado en Texas por hombres blancos más mayores y con un pasado más cómodo.

"Estoy muy orgulloso porque represento a las personas que viven y trabajan al día para poder poner comida en la mesa para sus hijos; es una responsabilidad muy grande", indicó en una entrevista con Efe durante una conferencia de fiscales de distrito celebrada en Austin, la capital de Texas.

En su lugar de nacimiento, una localidad de menos de 1.000 residentes, los hombres consideran que los tatuajes son "insignias de honor", según asegura él mismo, que dijo haber perdido la cuenta de los suyos hace varios años.

Entre los numerosos tatuajes de Gonzalez destacan un grabado con las palabras "Not Guilty" ("no culpable") que tiene en su pecho, en honor a la presunción de inocencia, y el nombre de su esposa Jana en la barriga al estilo Tupac, un conocido rapero estadounidense que fue asesinado a balazos en un hotel de Las Vegas tras una vida marcada por polémicas legales.

Su cuerpo tatuado y su pertenencia al grupo de moteros "Los Calaveras", considerado una pandilla por las autoridades estatales, hicieron que Gonzalez viviera un episodio surrealista este verano en la frontera estadounidense al volver de sus vacaciones en Puerto Vallarta (Jalisco, México) con su mujer.

"Le dije a la señora del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en sus siglas en inglés) que, además de estar en la base de datos de la policía por ser miembro de Los Calaveras, también soy el fiscal de distrito del condado de Nueces", rememoró Gonzalez, que estuvo detenido en la frontera unos treinta minutos.

La ahora máxima autoridad de su condado nunca pensó en ir a la universidad hasta que con 19 años fue arrestado por conducir bajo los efectos del alcohol y fue condenado por ello tras declararse culpable delante del tribunal, tal como le recomendó su madre.

El mismo día que acudió por primera vez a un juicio, Gonzalez vio como un piloto de avión acusado de lo mismo fue liberado de sus cargos gracias a la intervención de su abogado.

En ese momento pensó que "no era justo" que el piloto hubiera sido declarado no culpable por tener dinero y poder contratar a un abogado, mientras que él, de origen humilde, tuvo que ir a la corte con su madre y seguir sus consejos.

"¿Por qué yo no puedo ser abogado y ayudar a mis amigos y familiares?", se preguntó entonces.

Después de graduarse como penúltimo de su clase y tras aprobar en el tercer intento el examen para ejercer como abogado, Gonzalez construyó una victoriosa carrera como jurista defensor que le llevó a ganarse el apodo del "Moisés mexicano".

"Durante mucho tiempo estuve ganando todos los casos y un amigo mío me dijo que yo era como Moisés porque liberaba a la gente", dijo entre sonrisas el fiscal, que decidió tatuarse un retrato del personaje bíblico en su brazo izquierdo.

"Si yo he podido llegar a ser fiscal de distrito cualquier persona puede alcanzar sus sueños si tiene convicción y ganas para conseguirlo", finalizó Gonzalez, el fiscal hispano que rompe clichés liderando la justicia de un condado de casi 400.000 habitantes.

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